La contaminación de la Cuenca Salí-Dulce es una problemática ambiental que, entre otros actores, comparten los gobiernos de Tucumán y Santiago del Estero. Sobre ello conversamos con el secretario tucumano de Medio Ambiente, Alfredo Montalván, quien destacó el acuerdo alcanzado por ambas provincias a fin de emprender el saneamiento de la zona.
¿Cómo están trabajarando para mejorar las condiciones en la cuenca?, preguntamos al funcionario.
La aparición de conflictos también representa una oportunidad para encontrar soluciones mancomunadas. En ese sentido, llegamos a un acuerdo de concertación que requiere de mucho esfuerzo y trabajo en conjunto. Básicamente vamos a honrar los contratos sociales firmados. En el Comité de Cuenca Salí-Dulce estamos muy cerca de entender la tan resistida Ley de Presupuestos Mínimos, que -aunque no está reglamentada- tiene vigor.
¿Cómo se gestó este importante acuerdo?
Para evitar la instancia de que deba fallar la Justicia, acordamos el uso de un principio rector de la Ley 25.675: que la Nación asista en subsidiaridad a las provincias cuando hay conflictos. Así desde 2012 hasta la fecha logramos objetivos que parecían de difícil cumplimiento en el corto plazo (como ‘vinaza cero’ y ‘ceniza cero’ en cauces hídricos), acerca de los cuales se brinda información a la Corte cada tres meses. Debe destacarse el fuerte compromiso del Ministerio de Ambiente de la Nación, en sus técnicos y funcionarios, a la hora de apoyar y seguir sosteniendo este modelo
¿Qué papel desempeña la industria en este convenio?
La industria tucumana viene haciendo inversiones en desarrollo sostenible por más de 1.020 millones de pesos en los últimos siete u ocho años. Estamos trabajando para determinar niveles de calidad del agua. En ese sentido, a las empresas les exigimos que nos transmitan en tiempo real algunos parámetros para estudiar con el equipamiento que adquirimos recientemente, gracias al apoyo del Ministerio de Ambiente de la Nación.