El gato andino (Leopardus jacobita) es una especie nativa que habita en elevaciones de los Andes y de la estepa patagónica argentina, que ha sido clasificada como “en peligro” por la UICN (Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza). Recientemente, gracias a una investigación realizada mediante cámaras trampa desde 2023, la organización de conservación WCS Argentina pudo confirmar la presencia de ejemplares en el Departamento de Malargüe, al sur de la provincia de Mendoza, luego de varios años sin registro de animales vivos. Este trabajo se desarrolló gracias a la colaboración con la Dirección de Biodiversidad y Ecoparque del Ministerio de Energía y Ambiente de Mendoza.
Este felino es el más amenazado de América y uno de los más amenazados a nivel mundial, por lo cual cada registro ayuda a definir estrategias para su conservación. En este caso, el reciente hallazgo en conjunto con varios años de investigación científica de la especie dan cuenta de que el gato andino se mantiene en el área de Malargüe.
“Este dato es fundamental porque ayuda a relevar su situación y comportamiento en un rango geográfico específico. De hecho, los registros que lográbamos años atrás eran de animales que ya habían sido cazados y el último individuo fue hallado luego de haber sido atropellado”, señala María José Bolgeri, Doctora en Biología y Gerente de Manejo Regenerativo de WCS Argentina. “A principios de este año logramos confirmar la existencia de individuos de esta especie en Neuquén y ahora nos alegra poder hacerlo en Mendoza”, agrega.
Fomentar la coexistencia para conservar al gato andino
La principal amenaza que enfrenta la especie en Patagonia norte es la caza y el envenenamiento como métodos para proteger al ganado de la depredación por parte de carnívoros silvestres. Otros factores que lo ponen en peligro son el sobrepastoreo por ganado que reduce la densidad de su principal presa -el chinchillón-; la pérdida de hábitat por extracción de hidrocarburos y minerales; y el aumento de la temperatura y la aridez por el cambio climático.
Desde hace más de dos décadas, WCS Argentina trabaja junto a productores rurales ofreciendo alternativas no letales para cuidar su ganado en zonas donde es importante mantener protegida la fauna nativa. Uno de los métodos más eficaces es la incorporación de perros protectores de ganado, que se crían junto a chivas y ovejas creando vínculos familiares que los hacen ser parte de las majadas resguardándolas de cualquier amenaza. El hecho de marcar un territorio ya disuade a otros carnívoros de acercarse. También promueven el uso de luces nocturnas o sonidos que alejan del ganado a posibles depredadores silvestres como los gatos andinos, zorros y pumas.
Como parte del seguimiento de la efectividad de estos métodos, se colocan cámaras con sensores de movimiento en los campos ganaderos para obtener datos sobre las especies que transitan. Los recientes registros de gato andino se lograron en campos de familias productoras que incorporaron perros protectores de ganado, confirmando que su presencia es estratégica para que los felinos puedan transitar el área sin peligro.
“Gracias al trabajo interinstitucional continuo y comprometido de muchas personas hemos podido encontrar soluciones a una problemática compleja. Se busca que las personas y nuestras actividades productivas podamos convivir en armonía con la naturaleza. Entendemos que este es el camino”, afirmó el director de Biodiversidad y Ecoparque de Mendoza, Ignacio Haudet.
El beneficio de los métodos amigables con la fauna
El proyecto para promover la coexistencia entre la ganadería y la fauna nativa es llevado adelante por WCS Argentina junto a la Alianza de Gato Andino. En Malargüe, ambas organizaciones gestionan un criadero de perros protectores que luego son entregados a productores interesados en un manejo ganadero regenerativo y amigable con la fauna.
Según las investigaciones, el 84% de quienes adoptan estas medidas alternativas consideran que reducen eficazmente sus pérdidas por depredación y el 89% de ellos deja de cazar carnívoros y aves carroñeras. Además, al disminuir las pérdidas de ganado, los productores adecúan la carga animal favoreciendo la regeneración de pasturas y el equilibrio ecológico.
“Los carnívoros silvestres cumplen un rol fundamental para la salud de los ecosistemas en general y la estepa en particular, pero sabemos que pueden representar un riesgo para las actividades de productores y productoras que les repercute en lo económico”, comenta Bolgeri. “Por eso reconocemos el esfuerzo en evitar represalias hacia ellos, otorgando la Certificación Wildlife Friendly® (Amigable con la Vida Silvestre) a las fibras que se producen con este enfoque. Este tipo de producción es cada vez más valorada en la industria textil, por lo que les permite obtener mejores márgenes de ganancia”.
Las cámaras trampa colocadas por WCS Argentina también registraron la presencia de otras especies nativas, como zorro colorado, puma, gato de pajonal, chinchillones, roedores y aves; especies clave del ensamble de carnívoros y herbívoros silvestres de la zona de Malargüe y particularmente de La Payunia, una de las áreas naturales protegidas más extensas de la Patagonia, con una riqueza natural, geológica, fosilífera y arqueológica de gran interés para el turismo, la ciencia y la educación.