Quienes viven en las grandes ciudades suelen naturalizar la contaminación también llamada sonora y ambiental, por lo que tienden a subestimar sus efectos sobre la salud. Al igual que en el resto de las urbes, la principal causa de esta problemática en las grandes ciudades de Argentina, como Buenos Aires, es el tránsito, aunque también es significativa la incidencia de los ruidos provenientes de los boliches, así como los procedentes de la actividad industrial.
“La contaminación acústica es un serio problema de salud pública que va mucho más allá de las molestias generadas por el ruido y del que con frecuencia no somos conscientes. Por esto, es importante comprender y tomar las medidas necesarias para prevenirla o reducirla al máximo, ya que sus efectos pueden alterar la calidad de vida de las personas y sus rutinas diarias”, sostiene el Dr. Horacio Rivera, otorrinolaringólogo de San Antonio de Areco, referente de MED-EL.
¿Qué es la contaminación sonora o acústica y cuáles son sus efectos?
La contaminación acústica hace referencia al ruido o sonido excesivo y molesto que se puede percibir en un momento y zona determinados. La particularidad de la contaminación sonora es que su impacto es “invisible”. Los efectos que provoca en la salud o en la capacidad auditiva, generalmente se dan a largo plazo y es difícil asociarlos a este tipo de contaminación.
La OMS, recomienda que el nivel más alto de ruido al que una persona se encuentre expuesta diariamente sea de 85 dB y 8 hs como máximo. Como ésta, existen varias recomendaciones sobre los niveles acústicos que deben mantenerse para determinadas actividades.
Todos los sonidos son vibraciones, no existe la diferencia física entre un ruido y un sonido agradable. La diferencia radica en cómo el oyente responde a estos sonidos. En otras palabras, el ruido es cualquier sonido que no se quiere escuchar. Los especialistas llaman a este fenómeno “intención del oyente”. Pero ¿qué sucede cuando una persona se expone a ruidos demasiado fuertes?
El Dr. Horacio Rivera, otorrinolaringólogo de San Antonio de Areco, referente de MED-EL, explica que los ruidos fuertes pueden generar pérdida de audición. Ésta puede ocurrir de manera súbita, o también se puede dar progresivamente porque va dañando de forma irreversible las células ciliadas de la cóclea, es decir, las células nerviosas que están en el oído interno del ser humano.
El primer síntoma que se puede experimentar de la pérdida auditiva progresiva es el pitido o el zumbido, técnicamente llamado acúfeno. Luego comienza una mala discriminación del lenguaje.
“La exposición a ruidos fuertes puede desembocar en la pérdida auditiva de diferentes grados donde la persona ya no solo tendrá problemas para entablar conversaciones, sino que además tampoco podrá distinguir o escuchar sonidos”, agrega el especialista.
Según el último estudio realizado por MED-EL- empresa líder en soluciones auditivas- se observa la alta falta de conciencia sobre el cuidado de la audición, al afirmar que 2 de cada 10 argentinos creen tener pérdida auditiva y no se tratan. Esto se debe a que el 26% de los encuestados nunca se realizó chequeos, mientras que el 27% sólo lo hizo hace 5 o 10 años.