Por Pablo Gago – Director de Futuro Sustentable
A días de la celebración del “Día Mundial del Medio Ambiente”, una fecha que se festeja desde el 5 de junio de 1973 en conmemoración del inicio de la Conferencia de Estocolmo en 1972 y a través de la cual las Naciones
Unidas estimulan la concientización y además intensifican la acción política sobre el ambiente a nivel mundial, uno se pregunta cuánto hemos avanzado en la materia, y qué porcentaje de la población mantiene interés genuino en respetar y en que se respete el ambiente.
En nuestro país, días atrás se llevó a cabo el “Debate sobre problemática ambiental actual”, organizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y el Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario. Durante el encuentro, se buscó concientizar acerca del manejo de los residuos industriales peligrosos, entendiendo que se debe poner más foco en lo que es control y fiscalización.
A decir del Juez Mariano Borinsky, una nueva actualización del código penal buscará darles más relevancia e importancia a los delitos en contra del ambiente y la salud pública. Borinsky puso de ejemplo lo sucedido con Jorge Mocrabel, el empresario que en abril de este año se convirtió en la primera persona condenada por contaminación ambiental en el país.
Sin embargo, sabemos que debemos saldar una “deuda ambiental”, que será difícil de pagar con débiles políticas públicas.
En consonancia, cuarenta importantes referentes de nuestro país, pertenecientes a diferentes sectores y con amplia trayectoria en cuestiones ambientales en todos los casos, emitieron un documento conjunto que alerta acerca de la falta de atención de la dirigencia nacional ante la emergencia climática y ambiental y remarca que sin sostenibilidad ambiental sólo habrá crisis recurrentes cada vez más graves.
El contexto en el que se escribe ese informe incluye la pandemia, la recesión, las crecientes necesidades sociales y educativas, los cambios en el mundo de trabajo y el renacimiento de conflictos bélicos en Europa. En ese sentido, se indica que tanto la producción, como el cuidado territorial y el progreso deben adaptarse a los parámetros de este siglo: es decir, a las transformaciones tecnológicas y la sustentabilidad. Y advierten que el desinterés actual por el tema tendrá consecuencias en el corto y el mediano plazo, lo cual volverá más dolorosa aún la superación de la actual crisis económica y social que atraviesa Argentina. Del documento surge el informe “La agenda pendiente ante la crisis ambiental: 10 cuestiones esenciales”.
La crisis nos pone a prueba como sociedad. Si no se adoptan medidas concretas en la post pandemia pagarán las consecuencias las mismas personas de siempre. Y si no son nuestros líderes globales –porque no están a la altura–, que sea la ciudadanía del mundo la que demande cambios contundentes y propuestas concretas en materia ambiental.