La mara, el conejo de los palos, la boa de las vizcacheras (lampalagua), el venado de las pampas, el águila coronada y el caldén son los principales integrantes de nuestros ecosistemas que están en peligro. El desmonte indiscriminado de bosque nativo durante los últimos años en el territorio provincial es equivalente a 27 canchas de fútbol por día.
La Fundación Vida Silvestre, abocada a la preservación del bosque nativo en la Argentina y al resguardo de la flora y fauna que lo habita, presentó un informe sobre San Luis y señaló que, en los últimos años, 76.379 hectáreas fueron deforestadas en zonas amarillas y rojas. Solo el 0,01% de bosque nativo de la provincia está bajo planes de manejo o conservación (212 hectáreas de las 3.152.630 totales que posee).
En ese contexto, la provincia ve amenazada en la actualidad a cinco especies del reino animal que son característicos de la región: la mara, el conejo de los palos, la boa de las vizcacheras (lampalagua), el venado de las pampas, el águila coronada y del reino vegetal, el caldén.
El documento también expone las principales causas que llevaron a esta situación, entre las que destacan la falta de evaluación del impacto de los planes, la baja participación ciudadana y la falta de criterios comunes para elaborar el Ordenamiento Territorial de Bosque Nativo (OTBN) en los últimos años, produciendo un impacto negativo directo en la flora y fauna silvestre provincial.
Estos desmanejos redundaron en la falta de recursos económicos (canales para la denuncia del desmonte ilegal, falta de personal técnico); ausencia de incentivos para proteger el bosque nativo (pagos insuficientes por servicios ecosistémicos, falta de capacidad operativa para aprobar planes de conservación y de manejo); escasez de metas cuantitativas de conservación e insuficientes penas y sanciones para la deforestación ilegal.
Es menester reaccionar ante la situación crítica que viven los bosques nativos porque son una fuente esencial de la vida cotidiana, brindando una gran variedad de servicios ecosistémicos como alimentos, agua, madera, regulación del clima a través de la fijación de gases de efecto invernadero, control de la erosión de suelos, actividades recreativas y belleza de paisajes, entre otros.