De los 12 kilómetros planificados, ya se construyeron seis del túnel que irá por el Río de la Plata desde Dock Sud, en Avellaneda, hacia aguas abiertas para volcar los desechos cloacales ya tratados de más de cuatro millones de porteños y bonaerenses.
A cargo de AySA ,la empresa que da servicio de agua potable y depende del Ministerio del Interior, cada día, decenas de operarios avanzan 30 metros más al manejar una tunelera que perfora el suelo, envía a la superficie el material que extrae y coloca los anillos de hormigón que forman el túnel, que tiene más de cuatro metros de diámetro y corre a 40 metros por debajo del lecho del río.
Se trata del primer túnel que se construye de esta manera, y será el emisario del “Sistema Riachuelo”, la ampliación de la red cloacal del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) más grande de los últimos 70 años.
Según consignó la agencia Télam, además del emisario, para el Sistema Riachuelo se está construyendo una planta de tratamiento que funcionará en Dock Sud y procesará 2.300.000 metros cúbicos por día, lo que equivale a siete estadios de fútbol llenos de desechos cloacales.
Esa gran cantidad de desechos líquidos llegará a Avellaneda a través de otro túnel, un colector que recorrerá el sur de la ciudad de Buenos Aires, desde Villa Riachuelo hasta La Boca, a 20 metros de profundidad promedio.
Será el Colector Margen Izquierda (CMI), que tendrá 10 kilómetros de longitud, más de 15 kilómetros de túneles complementarios que desembocan en él y un desvío de 5 kilómetros que cruzará el Riachuelo a la altura de la costanera para llegar a Dock Sud. De esos 30 kilómetros totales, se construyeron 13.
El CMI será la cuarta cloaca máxima de la capital, las otras tres atraviesan la ciudad de norte a sur, cruzan el Riachuelo y llegan a Berazategui, provincia de Buenos Aires, donde hay una planta y un emisario que funcionan “sobre exigidos”, explicó Marcela Álvarez, directora del Sistema Riachuelo, en declaraciones a Télam.
Ahora, la red troncal de transporte de efluentes cloacales se apoya en tres cloacas máximas – es decir las que reciben los efluentes de los conductos menores-, la primera de las cuales fue construida hace más de 100 años mientras la más nueva hace más de 70.
“El Sistema Riachuelo viene a resolver un problema estructural. Los conductos llevan cada vez más caudal porque el área de concesión creció (desde 2018 abarca la CABA y 26 municipios bonaerenses) y también aumentó la cantidad de población. Nuestras cloacas máximas funcionan sobre exigidas”, advirtió Álvarez.
La sobre exigencia genera, por ejemplo, desbordes en las bocas de registro, que son las tapas de hormigón o acero en las calles y veredas de la ciudad, por las que los trabajadores pueden acceder y hacer inspección o tareas de mantenimiento.
El Colector Margen Izquierda, además de aliviar la red, evitará que sigan llegando al Riachuelo desechos cloacales de origen clandestino.
A lo largo del Riachuelo hay varios conductos pluviales que deberían llevar solo agua de lluvia al río, pero que, cuando no llueve, llevan “efluentes cloacales de origen clandestino”, explicó Álvarez, quien indicó que “vamos a interceptar todos esos pluviales y nos vamos a llevar ese caudal para mandarlo a tratamiento”.
De esta manera, la obra también contribuye al saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo.