Rusia ha dado un gran paso en la conquista del Ártico y en la apertura de la ruta marítima ártica al levantar de la nada una ciudad y una gigantesca industria de gas natural en la península siberiana de Yamal, uno de los lugares más inhóspitos e inaccesibles del planeta.
La ciudad puerto de Sabetta y la planta de licuefacción de gas natural Yamal LNG -inaugurada la semana pasada por el presidente ruso, Vladímir Putin- se han construido sobre uno de los yacimientos de gas más ricos del mundo, en plena tundra y a orillas del océano Glacial Ártico.
Pero quizás el logro mayor del ambicioso proyecto, aparte de abrir al comercio a numerosas reservas de combustible hasta ahora sin aprovechar, es el impulso a la incipiente ruta marítima ártica, una alternativa a la tradicional travesía por el canal de Suez que puede revolucionar el transporte mundial de mercancías.
Pero quizás el logro mayor del ambicioso proyecto, aparte de abrir al comercio a numerosas reservas de combustible hasta ahora sin aprovechar, es el impulso a la incipiente ruta marítima ártica, una alternativa a la tradicional travesía por el canal de Suez que puede revolucionar el transporte mundial de mercancías.