La creciente utilización de la metodología de gestión del trabajo OKR (Objetivos y Resultados Claves, por su sigla en inglés) ha permitido mejorar las oportunidades de crecimiento de muchas compañías por hacer más eficiente la organización interna de objetivos, resultados y rendimiento.
Esta metodología ideada por Andrew Grove, en ese momento CEO de Intel, tiene como motivación el mejorar los resultados de trabajo, midiendo de forma cuantitativa y cualitativa los progresos. Entre las principales ventajas se encuentran el enfoque en pocos pero precisos objetivos, la priorización de lo más importante, la medición de los progresos y el logro de resultados concretos.
Según la especialista Luz Ospina Vasquez, Master en Dirección de Recursos Humanos de la Universidad de Barcelona, la metodología OKR puede ser una oportunidad para crecer y consolidarse, porque da foco, conexión con la estrategia, permite orientar esfuerzos para lograr los objetivos que se tienen como empresa. Y cuando los OKR están alineados entre las distintas áreas, es posible trabajar como equipo para el logro del mismo objetivo. “Cuando uno como ser humano, colaborador y profesional tiene objetivos claros, se pueden direccionar mejor los esfuerzos y se inyecta motivación para el logro de las metas”, señala.
La empresa de tecnología educativa Colegium comenzó a aplicar esta metodología en 2021 para su planificación estratégica. “Durante la pandemia se nos complicó mucho cómo transmitir la planificación corporativa a todo el equipo, sobre todo porque tenemos equipos que son multipaís”, comenta Ariel Gringaus, CEO de Colegium. “Encontramos esta metodología que es muy interesante, está basada en métricas entonces permite resultados claros totalmente medibles. De manera muy simple logramos que el equipo se sume a la planificación, conociendo mejor los resultados esperados por sus tareas. Es un proceso que lleva tiempo y cada vez logramos implementarlo en más áreas y con mejores resultados”.
Los pasos principales para aplicar este método:
1) Marcar objetivos concretos (no más de 5 por período).
2) Establecer objetivos cuantificables, es decir, que cumplan con los criterios SMART: específicos, medibles, alcanzables, relevantes y a tiempo.
3) Hacer un seguimiento regular, asegurando el correcto avance del equipo.
4) Encontrar un encargado que se haga responsable de cada objetivo.
5) Mantener una visión realista.
6) Revisar y actualizar los objetivos.
El mayor desafío de la metodología OKR es definir objetivos que sea medibles, que lleva a ir cambiando la cultura organizacional para ubicar a las métricas en un rol central.
“Una ventaja importante para nosotros es que nos lleva a elaborar una planificación conjunta entre las áreas porque vas comprobando que los objetivos de un área inevitablemente afectan a las otras. En Colegium notamos que estamos más alineados que antes y las reuniones de planificación se hacen más rápido. Otro beneficio es que tomamos decisiones más basadas en datos que en intuición”, concluye Gringaus