El Papa cumplió con una agenda cargada, semanas después de sufrir un episodio de fatiga que generó preocupación durante la Semana Santa. Tras visitar la cárcel llegó a la plaza de San Marcos de Venecia a bordo de una embarcación que navegó por el Gran Canal y presidió una misa ante 10.000 fieles en la que advirtió del impacto del turismo de masas para el medioambiente.
Hizo referencia a la “belleza” de Venecia y enumeró “los numerosos problemas que la amenazan”, entre ellos el cambio climático, “la fragilidad de su patrimonio cultural” y el turismo de masas. “Venecia está unida a las aguas sobre las que se asienta y, sin el cuidado y la protección de este entorno natural, podría incluso dejar de existir“, advirtió.
La visita del papa coincide con la reciente entrada en vigor en Venecia de una tasa de entrada de 5 euros para los turistas que visiten la ciudad por un día, con el objetivo de proteger a esta localidad patrimonio de la Unesco.
Nuevos viajes en la agenda
Antes de la misa, Francisco pronunció un discurso ante un grupo de 1.500 jóvenes ante la basílica de Santa Maria della Salute de Venecia, cuya cúpula domina la entrada del Gran Canal. “¡Dejen de lado sus teléfonos móviles y vayan al encuentro de la gente!”, les pidió.
Francisco es el cuarto papa que visita la Ciudad de los Dogos, tras Pablo VI (1972), Juan Pablo II (1985) y Benedicto XVI (2011). Su historia está ligada a la del papado. En el siglo XX, tres patriarcas de Venecia llegaron a ser papas. Tras este viaje, tiene previsto realizar otros dos al norte de Italia, a Verona en mayo y a Trieste en julio.