Unas diminutas cámaras colocadas en el lomo de varias ballenas de las especies jorobadas y minke desvelan algunos misterios sobre sus hábitos alimenticios y su vida en la Antártida, informaron fuentes científicas en Australia.
Para este proyecto, un grupo de científicos australianos y estadounidenses colocaron en un grupo de cetáceos en la Península Antártica unos dispositivos digitales no invasores con sensores tridimensionales de movimiento y una cámara.
Estos dispositivos, que se colocan entre 24 y 48 horas en cada ejemplar, registran los movimientos de las ballenas así como el tiempo y la profundidad de cada inmersión.
Según los estudios gran cantidad de estos enormes animales parecen congregarse en lugares como la bahía Wilhelmina, la ensenada Cierva, la bahía Fournier y el canal Errera, para alimentarse durante semanas.