Por: Diego López – Socio de PwC Argentina a cargo de la Iniciativa Net Zero y la Plataforma ESG
Dentro del proceso estratégico de cómo las empresas “reinventan el futuro” en un mundo de incertidumbre y amenazas globales, aparece el concepto de “rethink” donde se plantea el interrogante de cómo repensar y cambiar el negocio para garantizar un crecimiento sostenible en el futuro y en ese sentido, el cambio climático evidencia la necesidad de grandes transformaciones por parte de las organizaciones.
De acuerdo con la 24° Encuesta Anual Global de CEOs el 68% de los empresarios de Argentina han manifestado su preocupación respecto a las amenazas asociadas al cambio climático y el daño ambiental. A nivel global, el porcentaje de directivos que expresa su preocupación por el cambio climático aumentó del 24% en 2020 al 30% en 2021, representando un incremento moderado en el contexto de la COP26, que se celebra este año en Glasgow, Reino Unido. Esta preocupación se ubica en el noveno lugar entre las amenazas al crecimiento percibidas y un 27% de la muestra informa que “no les preocupa” o “no les preocupa demasiado”. Ello puede deberse a que no se considera un obstáculo inmediato para el crecimiento en comparación con otros problemas como la pandemia, excesiva regulación y las amenazas cibernéticas.
Las cuestiones ESG (medio ambiente, sociedad y gobierno corporativo) representan un riesgo creciente en términos de probabilidad de ocurrencia y de impacto y se respalda por el último Informe de Riesgos Globales 2021 del World Economic Forum que, sosteniendo la tendencia observada en los últimos años, volvió a reflejar en el top 5 de los riesgos para las empresas (en todas las categorías analizadas), la preponderancia de cuestiones asociadas al cambio climático, como por ejemplo el fracaso en la acción climática, eventos meteorológicos extremos, daños humanos y/o ambientales, pérdida de la biodiversidad y de recursos naturales.
A su vez, en los últimos tiempos se ha fortalecido a nivel global el llamado a la acción a empresas y gobiernos respecto a cuestiones ambientales, reforzando los objetivos para no superar el 1,5°C de aumento de temperatura respecto a niveles preindustriales hacia fines de siglo, de acuerdo con los objetivos basados en ciencia. En este sentido, los CEOs cuentan con un rol fundamental para la acción y deben actuar con urgencia, redefiniendo la estrategia para la transformación del negocio, con foco en definir metas apropiadas para la descarbonización de sus operaciones.
En la definición de la estrategia corporativa, es importante el análisis preliminar de los principales riesgos asociados al cambio climático ya que, cualquiera sea el escenario futuro de emisiones a nivel global, las organizaciones se enfrentarán a dos tipos de riesgos fundamentales: físicos (sequías, inundaciones, olas de calor, etc.) y de transición (necesidades de innovación tecnológica, cambios en la regulación y en las demandas del mercado).
Estos son algunos de los motivos que conllevan a los líderes empresariales a replantear su estrategia corporativa, que deberá contar con objetivos claros para la reducción de emisiones, estar integrada y llevarse a cabo en cada una de las operaciones de la organización (considerando como actor clave a la cadena de valor). Comparativamente con otras amenazas, el cambio climático y el daño ambiental, no se encuentran adecuadamente abordados e integrados dentro de las actividades de gestión de riesgos estratégicos (sólo el 20% de los CEOs de Argentina manifestó incluir este tópico).
Inversores y mercados requieren que las empresas evalúen los riesgos del cambio climático y analicen su impacto en los estados financieros y, a su vez, que el reporting de información por parte de las empresas sobre la performance de ESG, se realice en forma consistente, comparable y con alto grado de calidad, describiendo la estrategia y generación de valor en el corto, mediano y largo plazo, para ser considerados en el proceso de toma de decisiones de inversión.
El 28% de los CEOs de Argentina considera que su organización debería mejorar la medición y el reporting corporativo, el 39% a nivel global opinó que su organización debe realizar más acciones para medir su impacto ambiental (cerca del 30% en el caso de Argentina) y el 43% cree que necesita actuar más para informar / reportar al respecto (cerca del 20% para los locales). Este no deja de ser un dato alentador, ya que más información corporativa y de mejor calidad sobre esta temática es clave para impulsar el cambio necesario para llegar a una economía de cero emisiones netas. Es de destacar que el 45% de los encuestados de Argentina han mencionado que planean incrementar su presupuesto en cuestiones ESG en los próximos 3 años.
Este camino de oportunidades recién empieza. Los objetivos internacionales para la agenda 2030 requieren de ambiciosas transformaciones desde una perspectiva corporativa y las cero emisiones netas son una meta posible y deseable para las empresas.