La provincia iraní de Teherán reposa en la falda de una cordillera cuyos imponentes picos, muchos de los cuales superan los 3.500 metros de altura, han desaparecido esta semana por completo del ‘skyline’ tras una capa de niebla ocre. El humo que expiran los tubos de escape de los cerca de cuatro millones de coches que circulan a diario por la urbe ha obligado a las autoridades a tomar medidas excepcionales para amortiguar el que ya es uno de los principales problemas de salud pública en el país.
Tras cuatro días consecutivos con las guarderías y colegios de casi toda la provincia cerrados, además de minas y plantas cementeras, el Ejecutivo ha decretado para las dos jornadas de fin de semana en Irán, la prohibición de toda actividad al aire libre.
Además, según ha informado el delegado del Gobierno en un comunicado, la policía ejercerá “desde la puerta de casa” un estricto control de tráfico en el centro capitalino. Sólo se permitirá la circulación de coches con matrículas alternas.
Tras cuatro días consecutivos con las guarderías y colegios de casi toda la provincia cerrados, además de minas y plantas cementeras, el Ejecutivo ha decretado para las dos jornadas de fin de semana en Irán, la prohibición de toda actividad al aire libre.
Además, según ha informado el delegado del Gobierno en un comunicado, la policía ejercerá “desde la puerta de casa” un estricto control de tráfico en el centro capitalino. Sólo se permitirá la circulación de coches con matrículas alternas.