El Senado aprobó en la madrugada del viernes el nuevo marco regulatorio para los biocombustibles, que establece nuevos porcentajes de cortes de los combustibles de origen vegetal con la nafta y el gasoil, con vigencia hasta 2030, con el que el Gobierno espera impulsar la transición energética y que tuvo disímil acogida entre los actores del sector.
Tras un extenso debate, la Cámara alta le dio el aval al Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustible, girado por Diputados a principios de mes con 43 votos a favor y 19 votos en contra.
Esta nueva ley de fomento pauta un corte mínimo obligatorio de 12% de bioetanol y una eventual reducción al 9% con la nafta, mientras que para el gasoil el corte mínimo del biodiésel será de un 5%, con una eventual reducción al 3%.
En el caso de la caña de azúcar, deberá contemplar un mínimo de 6% de mezcla obligatoria.
De esta manera, la flamante norma reemplaza a la anterior ley de fomento de biocombustibles, que tuvo vigencia durante 15 años y que a principios de 2021 estuvo a punto de ser prorrogada por el Congreso, aunque una vez que llegó a Diputados con media sanción del Senado, dicho proyecto fue desestimado en los trabajos de comisión.
A diferencia del anterior régimen, la nueva Ley establece una disminución de cinco puntos porcentuales en el corte de biodiésel con el gasoil y, si bien mantiene el corte del bioetanol con la nafta en 12%, el 6% que corresponde a bioetanol de maíz puede verse reducido a 3%.
Asimismo, prevé exenciones relacionadas con el Impuesto al Valor Agregado, el Impuesto a las Ganancias para la adquisición de bienes de capital u obras de infraestructura y dispone que los bienes afectados no integrarán la base de imposición del Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta establecido por la Ley Nº 25.063.
Tras la aprobación, el secretario de Energía, Darío Martínez, apoyó la nueva norma y sostuvo que “gracias al trabajo realizado junto con los legisladores y los actores del sector, el país cuenta con un instrumento actualizado para asumir los desafíos de la transición energética y alentar el trabajo y la producción”.
Por su parte, el director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz, Patrick Adam, sostuvo que “esta ley es una oportunidad perdida para desarrollar una matriz energética más limpia, diversificada y competitiva. Por la emergencia ambiental, el mundo avanza en un mayor consumo de biocombustibles y nosotros retrocedemos”.
“Es el fin de una de las políticas de Estado más exitosas de las últimas décadas”, aunque confió en que “el decreto reglamentario pueda direccionar aspectos clave no definidos claramente en la ley, como por ejemplo, las condiciones excepcionales que habilitarían a la Autoridad de Aplicación a promover una rebaja de la mezcla de bioetanol con combustible líquido contaminante”.