Con el objetivo de reducir significativamente los niveles de contaminación en el transporte, el Gobierno británico anunció que a partir del año 2040 los nuevos vehículos y furgonetas que funcionen con diésel o nafta estarán prohibidos.
La medida fue motivada por una batalla legal tras la cual el Ejecutivo, encabezado por Theresa May, fue exhortado por los tribunales a establecer un plan para reducir los altos niveles de polución atmosférica.
Según el ministro de Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, Michael Gove, es hora de dejar atrás los coches que usan nafta y diesel. “Y no sólo por los problemas de salud que causan, sino también porque las emisiones que provocan significarían que aceleraríamos el cambio climático. Haríamos daño a nuestro planeta y a la próxima generación”, señaló.