La Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP 15) adoptó este lunes un acuerdo calificado de “histórico” para revertir décadas de destrucción ambiental que amenaza las especies y los ecosistemas del mundo, que tiene como puntos claves la protección del 30% del planeta para 2030 y el “reconocimiento de los territorios indígenas”, según especialistas.
El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, expuso la Declaración Nacional en el Segmento de Alto Nivel como parte de su participación en la COP15 de Diversidad Biológica, que se llevó a cabo en Montreal, Canadá, bajo la presidencia de China. Durante su discurso puntualizó: “Somos el pulmón verde del planeta y queremos seguir siéndolo. Es necesario que se reconozcan los servicios ecosistémicos que brindan los ecosistemas de los países en desarrollo, porque sin nuestros bosques, humedales, glaciares y mares, el mundo no sería el mismo. Es hora de que los principales responsables de esta crisis empiecen a pagar la deuda que tienen con nuestro planeta y con toda la humanidad”.
Cómo se llegó al marco de acción
Luego de una maratónica cumbre en Montreal, Canadá, los 196 países miembros del Convenio sobre la Diversidad Biológica aprobaron un marco de acción propuesto por China, el país que preside la cita, con la única oposición de la República Democrática del Congo.
Cuatro años después del último acuerdo y tras casi dos semanas de intensas negociaciones, parecía que la República Democrática del Congo bloquearía el acuerdo, argumentando que no podía apoyar el documento porque no creaba un nuevo fondo para la biodiversidad, separado del fondo existente de Naciones Unidas.
Sin embargo, tras una sesión extraordinaria que duró más de siete horas, en la madrugada el ministro de Medio Ambiente de China y presidente de la COP 15, Huang Runqiu, señaló que el acuerdo estaba aprobado y el anuncio fue recibido con una ovación.
El texto final para la preservación de la biodiversidad planetaria establece cuatro metas para 2050 y veintitrés objetivos para 2030 que requieren de una “acción urgente” porque los científicos advierten que el tiempo apremia: el 75% de los ecosistemas están alterados por la actividad humana y más de un millón de especies están en peligro de extinción.
Las metas incluyen mantener, mejorar o restaurar los ecosistemas naturales para 2050; gestionar la biodiversidad de forma sostenible dentro de los límites del planeta; compartir de manera justa y equitativa los recursos genéticos con los pueblos indígenas y los comunidades; y establecer medios adecuados de implementación, incluidos recursos financieros, para desarrollar plenamente la estrategia global post-2020.