En respuesta a una necesidad social, un grupo de vecinos de Camarones se juntó para modificar la realidad. De esta unión surgió Chispa, una iniciativa que nació durante la pandemia y marcó un antes y un después en la dinámica alimentaria y social del pueblo. Con una sólida estructura horizontal e impulsada por el apoyo de instituciones gubernamentales y sociales, el proyecto logró un profundo sentido de pertenencia que se metió de lleno en la comunidad y en el corazón de los vecinos.
“Cuando empezamos, para poder hacer un agujero en la tierra necesitamos un taladro”, de esta manera resumió Mariela Sánchez, vecina de Camarones y precursora de Chispa, las dificultades que tuvieron que enfrentar para sacar adelante el proyecto. Y es que el pueblo está muy cerca del mar, lo que hace que el suelo tenga altos índices de salinidad y sea más difícil cosechar alimentos. “Fue mucho tiempo de nutrir la tierra hasta hacerla fértil para cultivar”, recordó.
Pero este no fue el único desafío que sortearon los vecinos que se unieron, en plena pandemia, para buscar soluciones a las necesidades inmediatas de su comunidad. El problema era complejo y venía de hace varios años. Camarones es un pueblo de menos de 2 mil habitantes que depende exclusivamente de las dos ciudades cabecera, Trelew y Comodoro, para abastecerse de insumos.
“Estamos a casi 300 kilómetros de cada ciudad, una al norte y la otra al sur. De ahí nos llega todo: mercadería, combustibles, alimentos, medicamentos, todo”, remarcó Mariela.
Esta dependencia se recrudeció durante la pandemia. Los camiones no entraban al pueblo y solo llegaban algunos productos básicos. Es por eso que los vecinos se unieron para comenzar a sentar las bases de una autonomía alimentaria y sustentable. La necesidad generó la chispa y el trabajo mancomunado encendió el fuego.
“Comenzamos a través de ‘Transición Camarones’, que es una organización civil sin fines de lucro, compuesta por un grupo de vecinos. En este contexto nació esta iniciativa que logró revolucionar la forma en la que se alimentaba la gente del pueblo”, explicó Mariela.
Un proyecto horizontal y colaborativo
Chispa es una sigla y significa: Camarones Huerta Integral Saludable y Participativa. El proyecto fue ideado por un grupo de vecinos, pero logró consolidarse gracias a la colaboración de muchas personas y actores de la comunidad.
“El municipio de Camarones nos cedió algo fundamental, la tierra; luego el INTA nos dio las semillas y el asesoramiento en campo, y después la Fundación Rewilding nos brindó fondos y herramientas para comenzar con los trabajos. Gracias a este compromiso conjunto fue posible lograr este hermoso proyecto lleno de vida”, destacó Mariela, quien fue precursora y trabaja desde 2019 en Chispa.
Desde el inicio, el proyecto fue regido por la horizontalidad: sin estructura piramidal, todo se proponía, trabajaba y decidía en conjunto. Y así continúa siendo. “Desde un primer momento todos colaboramos para salir adelante. Fue una suma de muchas intenciones, ganas y corazón”.
En la etapa más compleja, que fue al principio, el proyecto logró cimentarse gracias a la colaboración de una enorme cantidad de vecinos y voluntarios que se pusieron a disposición. Las tareas eran muchas y las manos no sobraban. Pero fueron suficientes y gracias a la determinación colectiva se lograron construir las estructuras, limpiar, remover la tierra, instalar los sistemas de luz y riego, plantar, planear y mantener.
“Todos colaboramos, consensuamos y nos apoyamos; el trabajo en equipo es lo más importante. Además, para nosotros, es clave tener presente el bienestar emocional de cada uno que trabajamos allí. Esto mejora el clima de trabajo basado en el apoyo y el espíritu empático con el que nos manejamos”, explicó la vecina emprendedora.
Más que un trabajo, un modo de vida
“Chispa para mí es todo: conexión, vínculos, esperanza, vida y alimentación”, reconoce Mariela con el pecho inflado de orgullo. Y no es para menos, la huerta agroecológica le cambió la vida alimentaria y social a los vecinos de Camarones.
“Antes solo llegaba al pueblo cebolla, morrón, zanahoria y alguna que otra cosa más. Verduras de hoja y verdes casi nada. La gente no estaba acostumbrada a consumir ese tipo de verduras porque no había. Hoy todo eso cambió y tenemos de todo”.
Desde Chispa se cultivan verduras sin agroquímicos para abastecer solo a Camarones. “Este proyecto llegó para dar vida, generar comida y establecer vínculos en la comunidad. Fundamentalmente esto último, buscamos generar vínculos entre todos, vecinos, instituciones y fundaciones para poder progresar”.
Chispa le dio a Camarones una identidad, autonomía y un proyecto serio basado en el trabajo conjunto. “Buscamos ser resilientes, por eso trabajábamos mucho con los vínculos locales, conectarnos y estar abiertos a recibir a quien quiera venir y participar. Es un proyecto de mucha solidaridad que le hace muy bien a nuestra comunidad, creo que está curando desde el amor hacia la tierra”, destacó Mariela.
Y concluyó: “Creo que Chispa es fundamental hoy en día para Camarones. De a poquito nos fuimos metiendo en el corazón de la comunidad y de los vecinos. Es un proyecto de todos que está creciendo a paso agigantado”.