La lata de aluminio es 100% reciclable y, a diferencia de otros formatos, puede atravesar este proceso infinitas veces sin perder su calidad. De hecho, si es descartada correctamente, vuelve a las tiendas renovando su ciclo dentro de 60 días. En este sentido, se estima que casi el 75% de todo el aluminio producido históricamente continúa en uso hasta el día de hoy, lo que demuestra que es un material completamente circular.
“En Ball elaboramos un producto 100% e infinitamente reciclable, beneficiando al medio ambiente y al ahorro del agua”, explicó Estevão Braga, Director de Sustentabilidad para Ball Sudamérica. Y agregó: “A su vez, trabajamos en iniciativas de concientización para fomentar el reciclaje de las latas que producimos, hoy contamos con un índice de reciclado de latas de 69% en todo el mundo, y 80% en Argentina, pero podemos seguir mejorando”.
El proceso de reciclaje del aluminio requiere de una temperatura 50% menor a la necesaria en el procesamiento del aluminio virgen. Esto equivale a un ahorro de energía de entre 90% y 95%. Es decir que, si llevamos la cuestión energética a términos cotidianos, al reciclar una lata podemos mantener encendido un televisor durante tres horas.
El compromiso de Ball con el reciclado y el cuidado del medioambiente
En 2021, Ball Corporation anunció la construcción del primer Laboratorio de Economía Circular de la región en asociación con la Administración de Fernando de Noronha y el Consorcio Noronha Por el Planeta.
La expectativa de este proyecto es reciclar cerca de 50 toneladas de aluminio en el primer año. Todo esto por medio de un modelo de recolección completamente innovador: puntos de entrega voluntaria disponibles para consumidores y grandes generadores -como bares, hoteles y restaurantes-, recogida programada por medio de una aplicación móvil, carga de latas en ecobags retornables y vehículos eléctricos.
El Laboratorio centraliza la recolección de latas de aluminio en un edificio elaborado en base a los conceptos más actualizados de arquitectura sostenible. Las instalaciones se utilizarán para el procesamiento de las latas usadas (post consumo) para su reciclaje, y para realizar actividades socioeducativas, con especial foco en problemáticas ambientales, que a su vez servirán como base para demostrar nuevas tecnologías que respalden la transición hacia una economía sostenible y con bajas emisiones de carbono.