El despertar del volcán Agung puso a toda la isla de Bali en alerta máxima. Este monte de unos 3.000 metros de altura que lleva días rugiendo y liberando humo y cenizas es temido por ser un volcán de tipo “explosivo”. Su última erupción, en 1963, dejó 1.600 muertos y fue una de las más mortales en un país con casi 130 volcanes activos. Por eso, las autoridades indonesias decidieron evacuar a 100.000 personas que viven a 10 kilómetros a la redonda.
“Se subió el nivel de alerta por el volcán al máximo”, declaró un alto responsable del centro nacional de vulcanología de Indonesia, Gede Suandika. “Se sienten temblores permanentes”, agregó.
Unas 40.000 personas instaladas cerca del volcán ya abandonaron sus viviendas y otras 60.000 tendrán que hacer lo mismo, estimó por su lado la Agencia Nacional de Gestión de Desastres, aunque muchos no quieren irse para no abandonar su ganado.