La contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles provoca cada año 4,5 millones de muertes en todo el mundo, según un estudio elaborado por Greenpeace y el Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA, por sus siglas en inglés).
Alrededor de 40.000 de los fallecidos son niños menores de cinco años, que se ven afectados ante la exposición a micropartículas procedentes de los combustibles fósiles, mientras que unos 16 millones de menores sufren asma debido al dióxido de nitrógeno (NO2) emitido por los vehículos de combustión y las centrales eléctricas.
“La contaminación del aire es una amenaza a nuestra salud y a nuestra economía. Cada año, la contaminación generada por los combustibles fósiles se lleva millones de vidas e incrementa los riesgos de padecer ataques, cáncer de pulmón y asma, además de costarnos billones de dólares”, afirma Minwoo Son, responsable de la campaña Aire Limpio en Greenpeace Sudeste Asiático.
“Pero es un problema que sabemos cómo resolver: evolucionando hacia fuentes renovables de energía, poniendo fin a los coches diésel y gasolina y fomentando el transporte público”, añade Son.
Greenpeace aseguró que eliminar los combustibles fósiles conllevaría “importantes beneficios sanitarios y económicos” y recordó que “los sectores del transporte y la generación de energía eléctrica son los principales causantes de la contaminación atmosférica”, por lo que exige a los gobiernos que tomen medidas.
“Las energías renovables y los sistemas de transporte público basados en energías limpias no solo reducen la toxicidad del aire, sino que también son clave para limitar el incremento global de temperatura por encima de 1,5 grados centígrados, tal y como marca el Acuerdo de París”, apuntó el estudio.