La actividad de las petroleras en la formación de Vaca Muerta, en Neuquén, cerró abril con una inédita marca de cero etapas de fractura, un indicador que denota el ritmo de actividad y que en esta ocasión es reflejo de la crisis de demanda que impuso la pandemia de coronavirus en el mercado local y global.
Así se desprende de un informe elaborado por Luciano Fucello, country manager de la firma especializada NCS Multistage, en el que se advierte que tanto por el desempeño de petroleras como de empresas de servicios, la actividad de fractura en todas las áreas de Vaca Muerta fue cero en abril.
La técnica de fractura, o fracking en inglés, es la forma en que se estimulan los pozos de recursos no convencionales como el de Vaca Muerta, y que consiste en perforaciones mediante la inyección a presión de un fluido formado básicamente por agua y arena (99,5%), más el agregado de algunos aditivos químicos, y que puede alcanzar longitudes de hasta 3 kilómetros de extensión horizontal.
Se trata, en definitiva, de la construcción del pozo para la extracción de los recursos de petróleo y gas no convencionales.
El sector petrolero enfrenta a nivel mundial, con su correlato local, una sobreoferta de producción por la abrupta caída de la demanda afectada por la pandemia de coronavirus, que obligó a todas las petroleras a reducir sensiblemente sus niveles de explotación de los pozos.
La caída de actividad ya se anticipaba luego que en marzo cuando las petroleras y sus compañías de servicios concretaron 430 etapas de fractura hasta el 20 de marzo, mientras que en febrero la cifra era de 401 etapas.
En 2019, Vaca Muerta cerró en su nivel histórico más alto, con 6.425 etapas de fracturas y 33% más de producción en las áreas concesionadas respecto de 2018.
La misma consultora NCS Multistage destacó en el balance del año pasado que YPF lideró el desempeño por compañías al culminar con 3.034 fracturas, por sobre las 752 de Tecpetrol, las 538 de Pan American Energy, las 499 de Total y las 433 de Shell.