Las llamas del incendio de Funchal, la capital del archipiélago portugués de Madeira, que avanzaba anoche hacia el centro histórico de la ciudad, se une a la oleada de siniestros forestales que asolan el país -muchos de ellos intencionados- y que desbordan a los bomberos desplegados por todo el territorio.
El fuego en Funchal se había propagado rápidamente en las últimas horas de ayer favorecido por el viento y el calor, y se había aproximado a zonas del centro, como a la histórica Baixa de Funchal y la iglesia de Sao Pedro.
Anoche un avión militar con decenas de efectivos iba a partir de Lisboa para ayudar a sofocar las llamas, según anunció el primer ministro luso, António Costa.