El presidente de la Nación, Mauricio Macri recorrió este lunes las instalaciones de Arroyo Grande, la planta de tratamiento de efluentes cloacales en Ushuaia, Tierra del Fuego; y luego visitó obras en el complejo hidroeléctrico de las represas Cóndor Cliff y La Barrancosa, en Santa Cruz.
En el caso de Arroyo Grande, Macri destacó que los trabajos beneficiarán a 46 mil habitantes de Ushuaia, por lo que aseguró que representan “otro aporte al cuidado del medio ambiente”, ya que evitarán que los afluentes se descarguen sin el tratamiento adecuado y se podrán sanear más de 800 hectáreas.
“Les digo a todos, comenzando el año y más convencido que nunca: es por acá que vamos al progreso, al futuro, al trabajo digno y de calidad para todos los argentinos”, expresó durante la visita, en la que estuvo acompañado por el vicegobernador fueguino, Juan Carlos Arcando; el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis y el secretario de Infraestructura y Política Hídrica de la Nación, Pablo Bereciartua.
Más tarde, el presidente supervisó las obras en Santa Cruz junto a la gobernadora, Alicia Kirchner, en lo que fue su primera visita a la provincia desde que asumió.
“Esta obra va a marcar un antes y un después para la Patagonia y para la Argentina”, expresó, al tiempo que señaló que “tener energía es una cosa central, porque sin energía un país no se puede desarrollar, y lamentablemente nosotros veníamos en un sendero en el cual cada vez teníamos menos energía”.
Macri afirmó que las represas abastecerán a “un millón y medio de hogares” y destacó que Santa Cruz es “una provincia que está destinada a ser protagonista” en materia de energías limpias.
“Somos millones de argentinos que decidimos pensar en términos del largo plazo, porque sabemos que cambios estructurales de verdad no se hacen de un día para otro”, dijo.
Por su parte, la gobernadora Kirchner exhortó a trabajar de manera integrada y afirmó que si cada uno lo hace “con identidad y con pertenencia ayuda no solamente a su provincia, sino también al país”.
Cabe destacar que la obra se pondría en marcha en 2023, e implica la creación de más de 6.000 empleos. En diciembre de 2015, el Gobierno inició un proceso de revisión del proyecto original para evaluar el impacto ambiental, tras lo cual se realizaron cambios con el objetivo de eliminar los efectos negativos más significativos.
En ese contexto, se resolvió pasar de 11 a 8 la cantidad total de turbinas, se bajó 6,50 metros la altura de la presa en Cóndor Cliff, se redujo el nivel de embalse en 2,40 metros y se ajustó el cálculo del oleaje.
También se cuadriplicó la capacidad de erogación de los descargadores de fondo con la finalidad de asegurarse que aun durante el desvío del río, llenado del embalse y en épocas de aguas bajas, se garantice la regularidad del ciclo hidrológico para la sostenibilidad ambiental.
Con estas modificaciones, el Ejecutivo prevé un ahorro de unos 2,6 millones de metros cúbicos de gas natural diarios y una reducción de 2,5 megatoneladas de emisión de dióxido de carbono, que representan un 2,5 por ciento del volumen de reducción propuesto en el Acuerdo de París de Naciones Unidas.
En tanto, a partir de la desdolarización del contrato y la eliminación de turbogeneradores considerados innecesarios, la inversión de la obra pasó a US$ 3.800 millones, contra los US$ 6.200 millones previstos originalmente.