“Los problemas ambientales no discriminan por raza, etnia o religión, todos necesitamos aire puro y agua limpia para sobrevivir”. Así resume el rabino de Jerusalén Yonatan Neril, fundador del Centro Interreligioso para el Desarrollo, la idea que ha movido a científicos internacionales y a líderes religiosos de ocho confesiones a firmar una declaración en la que instan a “fomentar la colaboración de la ciencia y las principales religiones en la conservación del medio ambiente”.
A un año de la publicación de la encíclica Laudato si’, la declaración enfatiza que “la ciencia juega un papel decisivo en la comprensión de los problemas ambientales, monitorizando tendencias y proyectando resultados futuros”, pero por otro, “la ciencia por sí sola no puede resolver la crisis ecológica actual ya que se necesita una cooperación más estrecha con actores que afectan a las actitudes sociales y las decisiones medioambientales”.