Este 2023, la Argentina cumple cuarenta años de democracia ininterrumpida; un hecho inédito en el país en los últimos cien años, un territorio ganado que no debe cederse bajo ningún punto de vista. Este nuevo aniversario invita a seguir pensando cómo fortalecer la democracia de cara a los desafíos que el siglo XXI plantea.
La temática ambiental en la Argentina —que nace y florece a la par de la democracia en el país— en muchas circunstancias se ve opacada o relegada frente a problemáticas sociales y económicas que aparecen en primer plano por su urgencia, pero que sin embargo están estrechamente entrelazada con ella. Lo ambiental es indisociable de los demás problemas, y es condición necesaria para que cualquier solución sea duradera, justa y con vistas a mejorar calidad de vida de la población.
La persistente conflictividad socioambiental vinculada a temas de minería a cielo abierto, la contaminación por agroquímicos, la explotación petrolera mar afuera, la resistencia de las comunidades originarias frente al litio en el noroeste del país, la deforestación indiscriminada y el avance del monocultivo, se suman al deterioro que sufren vastos espacios territoriales por la presión de las actividades productivas o la especulación de negocios inmobiliarios —como sucede con los humedales y áreas protegidas— y a las consecuencias propias del cambio climático.
“La humanidad tiene que elegir: cooperar o perecer. Es un pacto de solidaridad climática o un pacto suicida colectivo”, sostuvo António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, en la inauguración de la Conferencia de las partes COP27 de Cambio Climático en Sharm el-Sheij, Egipto.
Nos enfrentamos a esta disyuntiva en un contexto de crisis permanente, en el que los múltiples sistemas globales están enredados de tal forma que degradan significativamente las perspectivas de la humanidad. Es así como sobre la crisis ecológica, social y política se fueron acumulando nuevas crisis como la de salud (pandemia de COVID-19) y la de seguridad (un nuevo conflicto bélico con potencial de escalar nuclearmente).
Una y otra vez, vemos que frente a la complejidad y adversidad se deja de avanzar en las medidas necesarias para revertir la situación. ¿Cómo podemos salir de este laberinto de crisis?
Una salida socioecológica
Encontrar una salida socioecológica a las crisis actuales requiere imaginar nuevas formas de hacer las cosas y cuestionar distintos aspectos de lo que consideramos desarrollo. El IAF 2023, compilado por Pía Marchegiani y Andrés Nápoli, está compuesto por seis capítulos que ahondan en distintas temáticas y que presentan aportes desde la comunidad científica, la política, la sociedad civil y los territorios.
1- El primer capítulo, “La sociedad que imaginamos. Otras narrativas de desarrollo”, ofrece aportes para repensar nuestra sociedad. Los artículos de Francisco Cantamutto y Martín Schorr, y el de Martina Chidiak, ahondan sobre las cuestiones macroeconómicas que afectan este panorama y llaman a revisar la presión extractiva. Luciana Ghiotto integra una mirada sobre los tratados de libre comercio, y Ariana Ortega rescata el lugar de los cuidados desde el ecofeminismo.
2- El segundo capítulo, “Transición energética. Contradicciones, disputas y alternativas” está abocado a la discusión de las cuestiones energéticas. El artículo de Lefxaru Nawel da cuenta de los impactos sociales y ambientales de la fractura hidráulica en Vaca Muerta desde su territorio. Guillermina French, por su parte, plantea los costos de su explotación y discute la falta de una mirada integral al momento de hacer un balance sobre su saldo económico. Los artículos de Fran Witt y Nezir Sinani, Marius Troost, y Jairo Quirós Tortós muestran, a través de los casos de las agencias de crédito para las exportaciones y las instituciones financieras internacionales, las contradicciones que presentan actores que son centrales para abandonar el uso de combustibles fósiles. Julieta Mirella Paladino Ottonelli suma la mirada territorial desde la resistencia al avance de la explotación hidrocarburífera mar afuera. Por su parte, Maia Seeger presenta el caso del hidrógeno verde desde la experiencia de Chile y Catalina Gonda, Jazmín Rocco Predassi y Camila Mercure, recopilan casos exitosos de alternativas energéticas que demuestra cómo ayudan al balance de emisiones, a la ciencia y a la desconcentración del capital.
3- El tercer capítulo, “Minería de litio. Límites y paradojas de su aporte a la transición energética”explora en profundidad el tema de la explotación litífera. Los artículos de Patricia Marconi y Amelia Clark, María Laura Castillo Díaz y la entrevista a Verónica Chávez, rescatan los valores ecosistémicos y climáticos de los humedales altoandinos, así como las visiones y experiencias de resistencia de comunidades locales para hacer frente a una presión muy grande que viene de sectores económicos, pero también políticos, que buscan aprovechar las posibles inversiones sin mirar las consecuencias sociales o ambientales. Por otra parte, el artículo de Ariel Slipak, el de Leandro Hernán Gomez y el de Teresa Hoffmann, Hannah Pilgrim y Kristina Saenger dan cuenta de cómo se piensan estos minerales desde los organismos de créditos multilaterales, o algunas potencias como Alemania y China, así como cuáles son los principales problemas de estas visiones para la agenda ambiental global y local, que no contemplan entre sus soluciones la posibilidad de reducir el consumo de minerales, o soluciones alternativas a la movilidad individual, sino que refuerzan el mismo sistema de producción y consumo.
4- El cuarto capítulo, “La disputa por el uso de la tierra. Ciudades, personas y biodiversidad” reúne aportes que identifican las dinámicas y tensiones en el acceso y uso de la tierra. A diferencia de ediciones anteriores en las que dimos mayor espacio a los desafíos de la agroecología, en esta edición el artículo de Antonella Risso y Damián Verzeñassi, y el de Cecilia Gárgano integran desde distintas aristas los impactos del sector del agro-negocio, la presión hacia bosques nativos y humedales, la conexión a los incendios y sus impactos en la salud, los cultivos transgénicos y los vínculos con las producciones de alimentos desde alternativas. Guadalupe Granero Realini, por su parte, da cuenta en su artículo de cómo la discusión de acceso a la tierra tiene su propio despliegue en las urbes. En sus respectivos artículos, Ana Di Pangracio y Federico Kacoliris ahondan en los desafíos que superar para una mayor protección de la biodiversidad en Argentina, y Alejandro Meitin ofrece un convocante testimonio sobre la protección de bienes ambientales mediante la combinación de la resistencia socioambiental con el arte.
5- El quinto capítulo, “Acuerdos para salir de la crisis. Territorios, saberes y políticas” presenta tres ejes que articulan las formas de salir de esta situación de crisis múltiples. En primer lugar, la indispensable mirada desde lo territorial. En este sentido, Joara Marchezini, Mijael Kaufman Falchuk y Helena Aragão presentan la fortalezas y perspectivas que ofrece el Acuerdo de Escazú. Gabriela Lichtenstein sigue esta línea con una revisión minuciosa de las oportunidades y desafíos del Marco Kunming-Montreal. Tais Gadela Lara ofrece una reflexión sobre el propósito y la potencia de las conferencias climáticas que enmarcan otros acuerdos de características similares. En segundo lugar, el artículo de Matías Blaustein y el de Valeria Arza, Guillermina Actis y Leticia Castro, se explayan sobre el rol del saber científico y los desafíos de la ciencia hegemónica para integrar preocupaciones ambientales y cambiar el rumbo de las decisiones vinculadas al bienestar de la sociedad. En tercer lugar, el capítulo integra los aportes de Jesús Rodríguez y Martín Scotto y el de Fernando Isuani para pensar qué tipo de Estado y de políticas necesitamos para proteger a los bienes ambientales, así como el lugar que ocupa la participación en la definición de la política pública ambiental.
6- Por último, Nicolás Pablo Gallardo y Nahuel Alejo Cáceres ofrecen una mirada al trabajo de la Clínica Jurídica FARN y sobre el litigio climático como una herramienta que permite incidir en las políticas públicas para la transición socioecológica.
¿Por qué un Informe Ambiental?
El Informe Ambiental FARN (IAF) es considerado la publicación de mayor continuidad y actualidad en materia ambiental en la Argentina. El IAF surge ante el incumplimiento de la Ley General del Ambiente, vigente desde 2002, que ordena la realización del Informe sobre el Estado del Ambiente por parte del Poder Ejecutivo Nacional. Este se publicó por primera vez recién en 2012. Hoy en día, el Informe Ambiental FARN se propone aportar otras visiones y plantear temas que se dejan de mencionar en los informes oficiales.