La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26) de Glasgow finalizó su primera semana de negociaciones y acuerdos. Por otro lado, la Organización Global de Legisladores, GLOBE, tuvo su cumbre en el evento el 5 y 6 de noviembre. En este sentido, Juan Carlos Villalonga, presidente de GLOBE International, dialogó con Pablo Gago y Patricia Marino para el programa Futuro Sustentable, en AM 1220.
Futuro Sustentable: ¿Cómo viste esta primera semana de la COP26 y la entrada de la segunda?
Juan Carlos Villalonga: La segunda semana es la de mayor nerviosismo y tensión. Allí se tienen que poner en letra los acuerdos. Siempre los acuerdos son menores que la expectativa, hay que acostumbrarse a eso. No estoy justificando las demoras, pero es muy difícil llegar a acuerdos, porque cada texto que se acuerda significa mucho dinero y siempre hay ganadores y perdedores. En general, creo que uno puede tener una mirada negativa, pero cuando se pone la lupa, uno encuentra avances y retrocesos. Lo que los países lograron la primer semana significó algo histórico. En principio, todos los compromisos de los países significaban que la temperatura llegaría a 2,4 grados a final de siglo. Con los nuevos compromisos presentados, estamos en 1,9 grados. Es decir, por primera vez tenemos un nivel de compromiso que está por debajo de los dos grados. Ahora, son compromisos, la tendencia real va mucho más arriba. Pero esto habla un avance en los planes presentados. Después, habrá que ver cuál es el texto final que resumirá los acuerdos de esta COP26.
FS: ¿Cómo es la situación de Argentina con respecto a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero?
JCV: Tenemos una NDC que está bien para esta instancia del proceso. Argentina planteó un objetivo de estabilizar emisiones al 2030. Quiere decir que tenemos que tener los mismos niveles de emisiones que en el 2016 para aquel año. De aquí en más, todo el crecimiento y la expansión de la actividad económica argentina tiene que ser verde. No puede haber expansión a base de más emisiones de gases de efecto invernadero. Cualquier expansión de la actividad energética, tiene que ser en base a energías renovables. Esto es un objetivo que debiéramos estar discutiéndolo sectorialmente y traduciéndolo a políticas. Pero eso no lo hemos hecho y todo este año el trabajo que estuvo haciendo el Gobierno, fue en “caja negra”: nadie supo exactamente qué. No se estableció ningún consenso. Al punto tal que la otra semana, Agricultura sacó un documento diferenciándose del Ministerio de Ambiente y a los dos días, Energía sacó un documento diferenciándose también del de Ambiente. Entonces, el Gobierno llegó aquí con una política climática estallada. Hay que generar consenso día a día. Por poner un ejemplo, tenemos que decirle a Neuquén que su economía basada en los fósiles se acabó. Esa economía en 15 años no existe más. Entonces, el Estado argentino tiene que poner en marcha una política para reconfigurar la economía de una provincia como Neuquén.
FS: Entendiendo que somos un país agrícola-ganadero, ¿No tendríamos que copiar el plan de Brasil a nivel de agricultura?
JCV: Mirá, la columna vertebral de la economía argentina está basada en la producción de alimentos, lo agro-industrial. Hay un enorme futuro para la Argentina produciendo alimentos. Por supuesto que esto hay que hacerlo de una manera compatible con estos objetivos que estamos diciendo. El campo tiene que mejorar muchas cosas y grandes chances de poder hacerlo, en el uso de energía y de fertilizantes. Habrá que pensar también que la ganadería va a tener que hacer un montón de ajustes, porque es un gran emisor de metano. El sector de alimentos tiene que modernizarse y pensar que va a tener que cumplir medidas.