La ciudad de Catania, antiguo puerto de la costa este de Sicilia, Italia, y los municipios de los alrededores amanecieron cubiertos de ceniza y de fragmentos de lava, después de la violenta erupción del volcán Etna que duró varias horas y mantuvo cerrado momentáneamente su aeropuerto.
El volcán activo más alto de Europa comenzó una de sus frecuentes erupciones durante la tarde del martes, en esta ocasión de gran intensidad, con emisiones de lava, cenizas y expulsión de lapilli, fragmentos de piedra, que llegaron a los pueblos cercanos y a Catania.
La erupción, levantó una columna de humo de más de un kilómetro, duró cerca de una hora y obligó al aeropuerto de Catania a suspender toda su actividad a causa de los problemas de visibilidad.
La lengua de lava descendió por el desértico Valle del Bove, llegando a los 1.700 metros, en una zona alejada de los centros habitados, según el Instituto de Vulcanología de Catania.
Desde hoy, se han comenzado a limpiar las ciudades de la ceniza y a contabilizar los daños, sobre todo en los cultivos, y las autoridades locales han prohibido en algunos municipios la circulación de motos y bicicletas ante la peligrosidad de las carreteras.