El Congreso de la Nación fue el espacio de una audiencia pública histórica sobre el mega proyecto hidroeléctrico Kirchner-Cepernic. Vida Silvestre, Banco de Bosques, Aves Argentinas, Fundación Flora y Fauna y Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) señalaron graves deficiencias en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado en dicho marco y alertaron sobre el daño ambiental que se avecina en los próximos años.
“Este proyecto es cuestionable por razones institucionales, económicas y ambientales”, manifestó el senador Pino Solanas. Luego tomó la palabra Andrés Nápoli, director ejecutivo de FARN, quien advirtió la falta de garantías sobre el daño ambiental que producirán las represas y el riesgo institucional de llevar adelante un proyecto con un EIA, solo impulsado por un condicionado contrato con el Estado chino.
En tanto, Hernán Casañas, director ejecutivo de Aves Argentinas, destacó la extrema fragilidad del área “No hay compensación posible para un área tan frágil e importante que se destruye como el estuario del río Santa Cruz. Hace 10 años todos los ambientalistas hablábamos del cambio climático y se nos reían en la cara. Hoy está en todos los discursos de funcionarios. Ojalá en 10 años no estén todos lamentando las represas”, señaló.
Por su parte, Manuel Jaramillo, director de la Fundación Vida Silvestre, reflexionó acerca de la escasa oposición política del proyecto. “Su mejor ventaja ha sido cerrar la famosa grieta. Es por ello que seguramente deberemos esperar que la Justicia se expida a favor de la libertad del río Santa Cruz”, apuntó antes de reclamar sobre la falta de consulta a los pueblo originarios.
En ese sentido, Sergio Nahuelquir, de la Comunidad Mapuche Tehuelche Lof Fem Mapu Per Jur, expresó su total desacuerdo con las obras. “La manera en que se quiere llevar adelante esta iniciativa no coincide con la forma de vida que tenemos los pueblos originarios, aunque tal vez a una parte de la población no le interesa mucho. Pero algo a lo que no estamos acostumbrados nosotros es a hipotecar, a coartar o a vender o a comprometer el futuro de nuestras poblaciones. La idea de condicionar la biodiversidad no nos parece aceptable”, completó.