Luego de la tragedia de Brumadinho, que dejó 157 muertos y 182 desaparecidos en enero pasado, autoridades brasileñas evacuaron este viernes a cientos de personas en dos municipios del Estado de Minas Gerais por el riesgo de rotura de nuevas represas mineras.
El primero de los operativos se realizó en la localidad de Barao de Cocais, a unos cien kilómetros de la capital regional, Belo Horizonte, y donde cerca de 500 personas de distintos barrios fueron desalojados de sus casas.
La medida estuvo a cargo de la Agencia Nacional de Minería (ANM), después de que una consultoría negase el certificado de seguridad de la represa “Sur Superior”, en la mina Gongo Soco, propiedad de la empresa minera Vale, a quien también pertenecía el dique que se rompió el pasado 25 de enero cerca de Brumadinho, según informó Agencia EFE.
Sin embargo, la compañía destacó que la decisión es preventiva y es consecuencia de las inspecciones que está realizando en las represas de la zona, después de la catástrofe de hace dos semanas.
También informó que implementará un equipo con capacidad para detectar cualquier “movimiento milimétrico” en la estructura y que “consultores internacionales” realizarán una evaluación de la estructura el próximo domingo.
La represa “Superior Sur”, construida a partir de los propios residuos mineros y de la tierra de alrededor -mismo método con el que se levantó la de Brumadinho, también en el estado de Minas Gerais- se encuentra entre las diez que Vale pretende eliminar.
Por otro lado, cerca de 50 familias del municipio de Itatiaiuçu, situado a unos 80 kilómetros de Belo Horizonte, también fueron evacuadas de sus casas durante la madrugada y trasladadas a un hotel en el interior del estado.
El motivo fue el riesgo de colapso de otra represa próxima de esa localidad y propiedad de la productora de acero ArcelorMittal.
De acuerdo con el Cuerpo de Bomberos de Minas Gerais, la situación está bajo control.
En paralelo, las autoridades brasileñas continúan con las labores de rescate en Brumadinho, en el sudeste de Brasil, aunque las posibilidades de encontrar supervivientes son “mínimas”, e incluso es posible que algunos desaparecidos nunca sean encontrados en el mar de lodo que se precipitó desde la represa.