El cambio climático plantea escenarios de riesgo para los activos financieros, en la mayoría de los casos desconocidos por los inversores. Por tal motivo, expertos internacionales reclaman a los países nuevos marcos regulatorios que tengan en cuenta la variable del calentamiento global.
Dichos expertos, reunidos por el Instituto para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (IDDRI) en París, coinciden en la necesidad de regulaciones que proporcionen transparencia para que las personas “entiendan los riesgos climáticos” y tomen decisiones de inversión “coherentes”.
“Los inversores deben empezar a plantearse si lo que es rentable hoy lo será en 10 o 20 años” en un mundo con eventos climáticos extremos más frecuentes e intensos y donde cerca de 200 países se han comprometido a abandonar progresivamente los combustibles fósiles, indicó en Paula Caballero, directora de Medio Ambiente del Banco Mundial.
A pesar del consenso científico en torno a los escenarios de desastres naturales que plantea el calentamiento, expertos consultados por la agencia EFE afirman que la mayoría de las empresas “ocultan” los riesgos climáticos –como, por ejemplo, la posibilidad de que una infraestructura en la que un inversor pone su dinero sea arrasada por una inundación, o se pierda la inversión o no exista el retorno esperado– a sus inversores.
En la misma línea, la mayoría de los fondos de pensiones poseen inversiones muy intensas en carbón que “van a dejar de tener sentido”, acotó el director del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) Francia, Pascal Canfin.
Actualmente existe un “enorme” vacío legal y falta de transparencia en esta materia, por lo que ni las compañías están obligadas a informar del riesgo ni los inversores pueden pedir responsabilidades patrimoniales en caso de perder el capital o no recibir los retornos esperados.
“Estamos ante un proceso de cambio hacia un nuevo modelo de desarrollo que va a ocurrir sí o sí, por lo que es importante activar sistemas regulatorios que disminuyan las incertidumbres financieras”, apuntó la directora del IDDRI, Teresa Ribera, al tiempo que María Fernanda Espinosa, representante de Ecuador en Naciones Unidas, subrayó que “los gobiernos deben ser los reguladores, estrategas y planificadores de la economía baja en carbono”.
En la actualidad, solo entre un 0,5% y un 0,6% de los flujos financieros globales hacen cálculos de riesgos climáticos y rechazan invertir donde existen, entre ellos el Global Pension Fund noruego, el mayor fondo soberano del mundo, o los fondos de pensiones públicos de California.
Una de las pocas entidades financieras que ya cuenta con una unidad dedicada a evaluar el riesgo climático de las inversiones, para dar mayor seguridad a sus clientes a la hora de garantizar los retornos, es BNP Paribas, explicó Helena Viñes, responsable de Sostenibilidad de este banco. “Nuestro objetivo es mover las inversiones de nuestros clientes hacia opciones económicas que nos lleven hacia un calentamiento de no más de dos grados de temperatura, que es a lo que se han comprometido los países”, afirmó.
Viñes alertó de que la vuelta de tuerca a los mercados financieros hacia activos más sostenibles debe producirse “ya”, y que lo único que puede acelerar el cambio es “la regulación, como un impuesto al carbono lo suficientemente alto que mueva las inversiones en otro sentido”.
Los expertos reunidos en París días coinciden en que el “punto de inflexión” se producirá cuando entre un 5% y un 6% de los grandes flujos financieros se nieguen a invertir en algo que implique riesgo climático y dirijan el dinero hacia activos en consonancia con un nuevo modelo de desarrollo.