Antonella Druetta – Responsable de Ambiente de la empresa DH-SH
Cada 22 de marzo se celebra este día para resaltar la importancia de preservar un recurso esencial y concientizar sobre buenas prácticas hacia su preservación. El cambio de hábitos es clave. Un estudio recientemente asegura que los hogares argentinos descartan al año casi 100 millones de litros de aceite usado de cocina ¿Cómo revertir esta tendencia?
Solo el 2.5% de toda el agua del planeta es dulce y tan sólo el 0.007 % es potable, porcentaje que se ve reducido permanentemente por los altos niveles de contaminación. El 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua y todos desde casa podemos intervenir para cuidar este recurso vital.
Un informe publicado recientemente por el Instituto de Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas (ONU) arrojó que la mitad del dinero gastado en todo el mundo en la compra de agua embotellada, alcanzaría para garantizar el acceso universal al agua potable. También el reporte invita a concientizar sobre la necesidad de dejar de consumir botellas de plástico ya que se estima que el 85% de estas terminan acumuladas como basura y dañando el medioambiente.
En esta línea, aparece otro enemigo del agua que es moneda corriente en las cocinas de hogares y comercios. Se trata de aceite vegetal usado (AVU) que en los hogares se suele descartar en las cañerías, tierra, o en el tacho de residuos comunes que termina en rellenos sanitarios. La falta de gestión de este residuo no es sin costo: tan solo un litro de aceite vegetal usado puede contaminar hasta mil litros de agua de nuestros recursos hídricos como mares, lagunas, ríos.
Por año, por persona, generamos dos litros y medio de aceite usado de cocina, y más o menos un cuarto de las personas que consumen aceite para freír en su casa lo disponen en la pileta de la cocina o en la rejilla, según un estudio que realizó recientemente la empresa DH-SH junto a la Facultad de Agronomía de la UBA. Si bien el agua cumple un ciclo en la tierra y la cantidad es constante, no así la calidad, en tanto nosotros la contaminemos y alteremos su formación natural. Esto tarde o temprano va a repercutir en nuestra forma de vida y en la de los seres vivos que habitan el planeta.