El mundo recuerda a los niños muertos en 2008 en la tragedia de Thiaroye-sur-Mer, en Senegal. El asesino no sólo acabó con la vida de las personas, sino que arrasó con el medio ambiente. En lugar de una guerra o un desastre natural, en este caso el culpable fue el plomo.
Tras la tragedia de Thiaroye-sur-Mer, las investigaciones identificaron como una amenaza silenciosa para esta comunidad costera el envenenamiento a causa del plomo proveniente del reciclaje local de baterías de automóviles.
Asimismo, representantes de diez países africanos se reunieron en Uagadugú, Burkina Faso, para discutir los impactos ambientales, sanitarios y socioeconómicos del reciclaje de baterías de plomo-ácido usadas (BAPU) en África, en un encuentro organizado por ONU Medio Ambiente en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente de Burkina Faso.
“Los sectores industriales de Ghana carecen de mecanismos de control de la contaminación. Esto incluye las fundiciones de plomo de las baterías usadas, lo que plantea graves problemas ambientales y de salud “, dijo Lambert Faabeluon, director de Estándar, Cumplimiento y Aplicación en la Agencia de Protección Ambiental de Ghana. “Con la ayuda de expertos internacionales hemos introducido nuevas medidas para controlar la contaminación”, relató.