Un equipo de investigadores y científicos de Greenpeace detectó la presencia de más de 400 buques pesqueros que operan sin control en la zona de Agujero Azul, al límite de la plataforma marítima argentina, hábitat de ballenas y otras especies.
En un radio de 35 kilómetros respecto de la posición del barco Arctic Sunrise de Greenpeace, el radar detectó en 24 horas la presencia de 265 pesqueros y, al ampliar el área, aparecían 423 buques de distintas nacionalidades, entre ellos seis frigoríficos y dos buques tanqueros.
Los principales objetivos de esas naves son el calamar, la merluza y la merluza negra. Los buques aprovechan la falta de regulación en aguas internacionales para saquear las áreas que bordean la zona económica exclusiva argentina. “Una vez más somos testigos de la dimensión del impacto al que está expuesto el Mar Argentino, por parte de la pesca destructiva. Son cientos de buques cada año, que arrasan sin ninguna regulación, los ecosistemas marinos”, declaró Luisina Vueso, coordinadora de la campaña de Océanos de Greenpeace, y agregó: “Es una imagen que se repite pero no debemos naturalizar. Hay herramientas legales que podrían aprobarse a nivel nacional e internacional para frenar esta amenaza”.
El Agujero Azul cumple un rol ecológico central dentro de los océanos globales, porque proporciona áreas clave para el desove de peces y alimentación de mamíferos marinos y aves. Además, es un lugar de tránsito para especies como la ballena Franca Austral y otras de estado de conservación vulnerable, como el cachalote, el rorcual y los albatros.
Será tratado este año el proyecto de ley para la creación de un área marina protegida bentónica en el Agujero Azul. De avanzar con la aprobación de este proyecto, Argentina daría un primer paso para proteger el ecosistema bentónico del Agujero Azul, lo que restringiría una de las técnicas de pesca con mayor impacto como el arrastre de fondo.