Un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre la evolución de la producción de energía, el crecimiento económico y la evolución de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), demuestra un dato importante de cara a la lucha contra el cambio climático: Es posible desligar el crecimiento económico y la producción de energía del aumento de las emisiones de CO2.
Durante 2014, la producción de energía en los 34 países que conforman la OCDE aumentó un 4% con respecto al año anterior, marcando un récord histórico. Sin embargo, en esos mismos países en el mismo periodo, descendieron tanto el consumo de energía como emisiones de CO2. Todo ello en un contexto de crecimiento económico.
Esta es la primera vez en los 40 años de análisis de la AIE, que, a nivel mundial, se desliga el crecimiento económico del aumento de las emisiones de CO2 de origen humano, que son las principales causantes del cambio climático.
De este modo, en 2014, las emisiones de los países de la OCDE cayeron un 1,4% respecto al año anterior, situándose en 11,9 gigatoneladas de CO2, levemente por encima de los niveles de emisiones de 2009. Mientras tanto, las economías de dichos Estados crecieron un 10% durante ese periodo 2009-2014.
La principal razón de este desglose fue el descenso de la intensidad energética en estas economías, debido, principalmente, a una mayor eficiencia energética y a que las estaciones fueron más cálidas.
Entre los principales factores de la reducción de la intensidad energética está la caída de las emisiones provocadas por la generación de electricidad, responsable de dos quintos de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en la OCDE. Este descenso en las emisiones provocadas por la generación de electricidad se explica por el aumento hasta el 9,7% (sin contar la energía hidráulica) de la participación de renovables en la matriz energética.