Por Pablo Gago – Director de Futuro Sustentable
En el siglo 21 el mundo tendría que empezar a solucionarse el problema del “Cambio Climático” que se debe a las transformaciones a largo plazo de las temperaturas y otros patrones que se manifiestan por las incesantes lluvias y sequías, entre otros fenómenos.
Sin embargo, aparece un nuevo factor: “la invasión de Rusia a Ucrania” que, por sus características, nos hace retrotraer al siglo 20, y que nos despierta varios interrogantes en materia económica, social y ambiental.
Desde la mirada económica, el principal proveedor de gas y petróleo a Europa pone en jaque la distribución y por ende la suba de precios. Y obliga a los países de Occidente a negociar con Venezuela por su crudo.
Estados Unidos podría estar considerando la posibilidad de suavizar las sanciones contra Venezuela, esto para liberar más petróleo y aliviar la preocupación por la reducción de los suministros de Rusia.
Desde lo ambiental empiezan a surgir varios interrogantes: que pasará con las centrales nucleares, y la variable de los impactos socioambientales que trae el conflicto bélico.
Los inspectores estatales de regulación nuclear de Ucrania, indicaron el pasado viernes 25 de febrero, que los niveles de radiación habían aumentado en la “zona de exclusión” de 2.600 kilómetros cuadrados que rodea la instalación de Chernóbil en el norte de Ucrania, cerca de la frontera con Bielorrusia.
El ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano advirtió de la posibilidad de que se produzca “otro desastre ecológico” en Chernóbil, y el cuerpo de inspectores nucleares de Ucrania comunicó al OIEA que todas las instalaciones habían sido tomadas. Algunos informes no confirmados de funcionarios ucranianos afirman que los rusos tienen como rehenes a los trabajadores de la planta, según el New York Times.
Rafael Grossi, argentino y director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), indicó “que la transmisión remota de datos de los sistemas de monitoreo de salvaguarda instalados en Chernóbil se perdieron”.
A nivel social da miedo imaginar la magnitud que podría alcanzar el conflicto humanitario, ya que dos millones de personas han huido a países vecinos desde el 24 de febrero; y la cifra de refugiados va en aumento.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha declarado que la emergencia en Ucrania es de nivel 3, el nivel máximo para este Organismo.
La situación es cada vez más inestable, delicada e impredecible. ACNUR ya ha empezado a distribuir material de emergencia, pero las necesidades humanitarias se multiplican.
Nuestro apoyo es vital, reclamando el fin inmediato de este conflicto armado siendo la Paz el camino no solo para el pueblo ucraniano, sino para el resto del mundo.