El gobierno de Japón anunció este martes su decisión, con una fuerte oposición local, de tirar al mar el agua contaminada, producto del accidente nuclear ocurrido en Fukushima en el año 2011. Durante esto años, trataron el agua para sacar la mayor cantidad de componentes radioactivos.
Este proceso está previsto que comience en 2023. Japón posee alrededor de 1,25 millones de toneladas de agua contaminada, almacenadas en más de 1.000 tanques cerca de la central nuclear. Las autoridades sostuvieron que su decisión de verter el agua no generará riesgos para la salud humana porque los niveles de tritio, un isótopo natural del hidrógeno, estarán por debajo de los estándares sanitarios. Además, según expertos, el tritio solamente es peligroso para la salud humana en dosis muy altas.
También, otros países y asociaciones ecologistas mostraron su preocupación por el impacto ambiental y pidieron a Tokio revertir esta decisión.