Un grupo de científicos que trabaja en el proyecto CarbFix se hicieron la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si el dióxido de carbono (CO2) saliera convertido en sólido y pudiera ser almacenado en la tierra, evitando así liberar más gas a la atmósfera? Y, después de dos años de trabajo, finalmente descubrieron una forma rápida y efectiva de convertir el CO2 en piedras.
Los investigadores inyectaron CO2 con agua en el subsuelo de roca volcánica de la planta eléctrica. La mezcla ácida las convirtió en roca caliza, que atrapó el gas de forma natural y permanente.
Los resultados de la investigación, que fueron publicados en la revista científica Science, son un halo de esperanza en la lucha contra el cambio climático. “Ya no es un gas”, dijo Juerg Matter, autor principal de la investigación y profesor de la Universidad de Southhampton, “el CO2 básicamente se convierte en una piedra”.
“Convertirlo en roca no es la solución definitiva, pero puede contribuir a reducir significativamente las emisiones de CO2”, añadió. Por otra parte, el proceso puede ser muy costoso. El proyecto CarbFix costó USD 10 millones y saber dónde almacenar el gas para convertirlo en piedra es otro problema. Se puede poner bajo tierra o en pozos de petróleo agotados, pero también se ha expresado preocupación ante el hipotético caso de que el gas escape.
A pesar de los problemas, el proyecto se ha multiplicado en escala y está preparado para almacenar 10 mil toneladas de CO2 por año. Mientras, en Estados Unidos están realizando pruebas para poner en marcha un proyecto similar en el río Columbia y sus alrededores, una zona pedregoza entre Washington y Oregon.
El propio Panel Intergubernamental en Cambio Climático mencionó recientemente que esta técnica, llamada CCS, es importantísima para combatir el calentamiento global y que el costo de frenarlo se duplicaría sin ella.