Gracias a la inteligencia artificial, es posible detectar con mayor facilidad el carey obtenido de manera ilícita a partir del caparazón de estas tortugas, lo que constituye un gran avance en la lucha contra el comercio ilegal de especies silvestres.
Debido a su durabilidad y a su cautivador diseño en remolino de capas translúcidas de color ámbar y marrón, el carey se ha utilizado durante siglos para fabricar todo tipo de productos, desde joyas hasta peines y vajilla.
“Era como el plástico antes de que se inventara el plástico, porque es muy maleable”, afirma Brad Nahill, cofundador y presidente del grupo de conservación de tortugas See Turtles y también Explorador de National Geographic.
Hoy quedan menos de 25.000 hembras reproductoras en todo el mundo y su comercio internacional está prohibido.
El grupo de Nahill está liderando un esfuerzo para combatir el comercio ilícito de carey utilizando tecnología moderna. Es posible imitar con resina el caparazón de tortuga de manera tan precisa, que resulta difícil distinguir ambos materiales. SEE Turtles, en asociación con el Laboratorio de Ciencias de los Datos del Instituto Smithsoniano, creó una aplicación informática para dispositivos digitales) que puede ayudar a proteger a las tortugas carey.
La app, llamada SEE Shell, utiliza el aprendizaje automático para identificar, a través de una fotografía, si un patrón de caparazón de tortuga carey es real o falso con un 94% de precisión.