Cada vez son más las organizaciones que almacenan sus registros e información en formato digital. Esta tendencia a reducir el uso de infraestructura propia -a partir de la adquisición de espacios en la nube-, representa una ventaja a los costos de la empresa pero, al mismo tiempo, implica un incremento exponencial del consumo de energía proveniente del uso intensivo de los equipos y dispositivos.
Todo depende de la energía para funcionar. Según el estudio Economía Digital e Impacto Climático, del Schneider Electric Sustainability Research Institute, para 2030 el sector TIC incrementará en casi un 50% la demanda de electricidad lo que replicará directamente en el aumento de las emisiones de CO2. La publicación incita a alcanzar la eficiencia en la industria, tanto en niveles de hardware como de software, de forma tal que ayuden a mitigar este aumento de las emisiones.
A pesar de que el sector TIC es cada vez más consciente de su impacto ambiental, la Green Software Foundation señala que se espera la industria duplique la huella de carbono de las tecnologías digitales entre 2019 y 2025. A su vez, indica que -para 2030- se espera consuma hasta el 20% de la producción total de electricidad.
Las predicciones no son alentadoras, para revertirlas resulta crucial que las empresas se focalicen en lograr un uso más eficiente y efectivo -con cero o mínimo impacto en el medio ambiente-, de sus equipamientos tecnológicos. Para esto será clave la introducción de mejoras en los tiempos de almacenamiento y carga energética, y la aplicación de Inteligencia Artificial. Pero será imperativo aumentar los esfuerzos tendientes a generar más interés sobre el desarrollo de aplicaciones que aprovechen cada gramo de CO2 utilizado.
Para ello, la ingeniería de software sustentable (green software) se presenta como una tendencia saludable con ventajas que no solo se relacionan con el ahorro de costos sino que alcanzan a la reputación de las empresas, volviendo a la adopción de estrategias tecnológicamente verdes, una ventaja competitiva.
Esta problemática está presente en la agenda diaria de las empresas, no solo a nivel jerárquico sino entre los colaboradores quienes valoran este rasgo corporativo al momento de elegir donde desarrollar sus carreras. Del mismo modo, esta tendencia se refleja en muchas organizaciones (principalmente en Europa) quienes contratan a sus proveedores de servicios IT teniendo en cuenta sus políticas de sustentabilidad.
“La presión de la sociedad sobre el tema se constituye como una importante fuerza motriz que impulsa a las empresas a reconocer al medio ambiente como un valor significativo a proteger. A este nuevo precepto socio cultural se suma el factor de reglamentación vigente en varios países alrededor del globo, como impulsor de la adopción de programas de transformación verde”, señaló Eoin Woods -CIO de Endava Global durante su visita por las oficinas de Cono Sur.
Y agregó: “cada vez más las personas y organizaciones se están dando cuenta del papel que desempeñan en la protección del medio ambiente. En este camino verde, el paso que debieran dar las empresas es poder evaluar, aunque sea difícil hacerlo con precisión, el impacto del software en las emisiones de una organización, y que las personas puedan cambiarse a plataformas en la nube que usen electricidad renovable considerando la eficiencia de su software para reducir el uso de electricidad y la cantidad de hardware necesario“.
En la actualidad existen organizaciones como Green Web Foundation, Green Software Foundation y Sustainable Digital Infrastructure Alliance que muestran el interés creciente que existe en estos tópicos, aunque aún no se sepa con exactitud la cantidad de organizaciones que trabajan en esta dirección. Se cree que en muy poco tiempo los gobiernos regularan estas exigencias ambientales y ya no será solo un tema para hablar, sino que habrá que tomar cartas en el asunto y en serio.
Queda claro que la adopción de prácticas verdes en el ámbito de las tecnologías provoca ahorro de energía, y por ende beneficios económicos, y que el compromiso social por el medio ambiente es reconocido por la sociedad, provocando que las personas valoren esta iniciativa y estén dispuestos a pagar más por un producto o servicio.
Para Woods es necesaria la combinación de inversores y reguladores que se interesen en demasía tanto por el impacto medioambiental del software como de sus centros de datos. Cuando surjan herramientas prácticas que permitan estimar con razonable precisión la huella de emisiones del software, el “software verde” se convertirá simplemente en “software”.