Este año, el deshielo marino del Ártico podría igualar el récord de 2012, cuando se produjo la mayor pérdida de superficie registrada hasta entonces. Así lo advirtió un grupo de físicos polares del centro alemán Alfred Wegener al presentar sus cálculos, en Viena, durante la asamblea de la Unión Europea de Geociencia.
“Uno de los problemas ha sido que en los pasados meses se ha generado poco hielo” debido a un tiempo demasiado cálido, explicó el físico Marcel Nicolaus, quien señaló que ya en 2015 el grosor del hielo ártico era muy reducido en comparación con otros años.
Según los expertos, los datos de este año son tan desalentadores como los de 2012, cuando se redujo la superficie de hielo marino del Ártico a un mínimo histórico de 3,4 millones de kilómetros cuadrados.
Septiembre es el mes en el que el hielo del Ártico registra su menor extensión del año, coincidiendo con el fin del verano en el hemisferio norte, y será entonces cuando se hagan las mediciones sobre la superficie de hielo existente.
Según Nicolaus algunos datos sobre el grosor del hielo ártico son incluso peores que en la primavera de 2012. “En muchas regiones del Ártico, el nuevo hielo solo se formó muy lentamente debido al invierno particularmente cálido”, apuntó. Y precisó: “Si comparamos el mapa del grosor del hielo del invierno anterior con el de 2012, podemos ver que las condiciones de hielo actuales son similares a los de la primavera de 2012 y, en algunos lugares, el hielo es aún más delgado”.
Además de los datos del satélite CyroSat, que mide el grosor del hielo, los científicos han contado con datos procedentes de boyas con instrumental que miden la temperatura y la presión del aire.
En febrero, explicó el científico, hubo momentos en la zona central del Ártico en los que la temperatura fue de hasta 8°C mayor que la media.
El calentamiento global en el ártico es mucho mayor que en otras regiones del planeta por lo que se conoce como el “efecto albedo”, que mide la reflexión de la luz solar sobre la Tierra. Cuando el albedo tiene valores muy altos –como en zonas de nieve y hielo– se da un efecto de enfriamiento, ya que se retiene menos energía en la Tierra; en cambio, valores bajos de albedo provocan un efecto de calentamiento. Así, la pérdida de hielo tiene un efecto multiplicador del calentamiento en el Ártico.
Otro estudio presentado por Mijail Dobrinin, un científico ruso de la Universidad de Hamburgo, indicó que, hacia finales del siglo, el Ártico puede tener hasta siete meses anuales sin hielo si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según Dobrin, el deshielo del Ártico generará también un mayor oleaje en la región, ya que las capas de hielo suponen una barrera natural para las olas del Atlántico. Estas olas más potentes acelerarán también el deshielo en el Ártico, ya que golpearán de forma más virulenta las masas de hielo. Además, podría afectar a la capa de hielo permanente que cubre el suelo en determinados lugares fríos del planeta, conocido como permafrost, y que contiene metano, un gas de efecto invernadero.