Pasear por las playas de la zona de Camarones ya es un espectáculo en sí mismo. El mar, con sus diáfanos matices azulados, es el hábitat de cientos de especies. Algunas se pueden observar desde la costa, pero otras permanecen cubiertas por el intenso oleaje y la lejanía. Por esta razón, realizar un paseo embarcado es una opción inolvidable para vivir una experiencia profunda con el entorno.
Desde Camarones salen dos excursiones náuticas que visitan distintos puntos de interés. Mamíferos y aves marinas son los anfitriones en estas travesías que conectan con la faceta más salvaje de este entorno natural. A esto se le suman las leyendas e historias que entretejen la idiosincrasia de un pueblo que tiene mucho para mostrar.
Viviana es oriunda de Camarones, y desde hace 2 años trabaja como guía en la empresa familiar Viento Azul. Ella recibe a turistas de todas partes del país y del mundo que llegan al pueblo para vivir una experiencia distinta.
“La mayoría de las personas, al llegar al pueblo, ya se sienten impactadas por la tranquilidad y la belleza, y por la naturaleza que nos rodea y, al sumarse a las excursiones, mantienen esa vibra positiva”, destacó Viviana.
Excursión Islas Blancas
Una de las más populares. Dura aproximadamente 2 horas y el objetivo principal es adentrarse en la Bahía, en busca de toninas y otros animales marinos, y visitar las Islas Blancas que están a 4 km en línea recta de la costa.
Aparte de contar con una interesante reseña histórica, en ella se encuentra una gran variedad de avifauna y lobos marinos. “Esta excursión comienza a realizarse desde octubre a marzo-abril, por lo general la mayor demanda es en diciembre que da justo para la fecha de reproducción de las toninas y de la mayoría de las especies que se observan en la navegación”, destacó la guía camaronense.
En este sector, sucedió un curioso hito histórico. En 1890, en una noche de mucha neblina, la embarcación Villarino estrelló su proa contra el Arrecife de la Isla Blanca menor y naufragó. Esta nave tenía una particularidad, había sido construida en Inglaterra como buque de guerra, funcionaba a vapor, y contaba con 2 cañones y 2 artilleros. Pero, lo más llamativo de este relato es que, su viaje inaugural, fue repatriar el cuerpo del general San Martin en 1877 desde Francia a Buenos Aires.
Durante el paseo puede verse una enorme cantidad de fauna: toninas overas, biguás, cormoranes, pingüinos de Magallanes, gaviotines, petreles gigantes del Sur, escuas, gaviotas, ostreros, patos vapor, palomas antárticas, caranchos albinos y lobos marinos de un pelo.
Pero, en un entorno tan salvaje, las sorpresas están siempre al caer: “En un par de oportunidades se vieron orcas, en cercanías a las Islas Blancas”, remarcó Viviana, y contó:
“En una de las salidas náuticas fuimos testigos de la primera ballena jorobada de esta temporada. Además, también pudimos ver gaviotines sudamericanos alimentándose, un grupo de toninas y una ballena jorobada con su cría”.
Excursión al faro isla leones
Una travesía con toda la esencia del potencial del mar de la zona en una excursión que dura entre 6 y 8 horas. La guía local detalló que el paseo “comienza por tierra, se ingresa por el portal Isla Leones del Parque Patagonia Azul, pasando por el Camping Cañadón del Sauce, y se llega hasta Bahía Arrendondo donde se embarcan en una lancha para salir a navegar, pasando por distintos islotes, y avistando todo tipo de fauna marina hasta llegar a Isla Leones, la isla del faro”.
Y agregó: “Allí bajamos de la embarcación, realizamos un trekking guiado donde vamos contando la historia del lugar, y llegamos a la mítica casa-faro donde relatamos las leyendas y reseñas históricas del lugar, que son muy interesantes”.
El mítico faro fue construido por la Armada Argentina y está ubicado en la parte más alta de la isla, aproximadamente a 80 metros. Comenzó a funcionar en 1917 y tiene una particularidad: cuenta con 11 lados y 11 metros, desde el suelo hacia la cúpula, que fue realizada en Francia. El faro era muy importante para la época, ya que emitía destellos de luz cada 10 segundos y tenía un alcance de 51 kilómetros.
“Desde el faro se observa la bahía de Camarones donde en el siglo XVI llegaron los españoles, una lobería de una isla vecina, y muchas aves marinas y otras especies de animales que varían según la época: se pueden ver toninas, ballenas y elefantes marinos”, destacó la guía de Viento Azul.
“Luego – continuó – volvemos a la embarcación, para ir a Caleta Horno, una caleta profunda con aguas de color turquesa y grandes paredones a los costados. En ese sitio, en 1535, las embarcaciones del español Simón de Alcazaba desembarcaban para fundar Nueva León, y dar inicio al primer intento de población europea en Chubut”.
Pero no se pudo lograr porque las dificultades generadas por el entorno hostil de la Patagonia produjeron un amotinamiento, cuyo resultado fue el asesinato de Alcazaba y varios de sus seguidores. Esto dejo como saldo la muerte de 80 integrantes de la expedición y el fracaso del asentamiento.
Después de visitar este lugar histórico, Viviana indicó que “la excursión culmina con el retorno a Bahía Arredondo, donde realizamos un picnic y descanso, disfrutando del entorno natural”.
Visitar Patagonia Azul ofrece gran cantidad de opciones para disfrutar en tierra, sus playas, su gente y cultura. y embarcarse brinda una oportunidad única de contactarse directamente con la vida que hay en el mar. Con las historias que forjaron la esencia del pueblo y con la enriquecedora experiencia de surcar los mares turquesas de este rincón chubutense.