Con tres iniciativas en marcha, la Argentina ya se posiciona como el cuarto productor mundial de litio. No obstante, gracias a los compromisos de inversión de un creciente número de empresas, podría ingresar al podio sectorial próximamente. En materia de recursos, en tanto, el país sólo se ve superado por Bolivia.
En las últimas semanas, la Argentina incorporó un tercer complejo industrial operativo a su oferta comercial de litio. Hasta hace menos de una década, el país contaba únicamente con el pionero proyecto Fénix, situado en el Salar del Hombre Muerto, en Catamarca. A cargo de la firma norteamericana FMC Lithum Corp. (actualmente denominada Livent), el emprendimiento comenzó a ser explotado tempranamente en 1998.
Un segundo paso se dio en 2015, ante una ascendente avidez del mercado internacional por el ‘oro blanco’, materia prima de teléfonos inteligentes y baterías de vehículos eléctricos. Ese año, la australiana Allkem puso en marcha el Salar de Olaroz, en Jujuy.
A esas dos propuestas acaba de sumarse una tercera: Cauchari-Olaroz, también localizada en territorio jujeño, cuyo control le corresponde a Minera Exar, organización integrada por la canadiense Lithium Americas Corp. (LAC), la china Ganfeng Lithium, y la provincial Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (JEMSE).
Lejos de coronar la tendencia expansiva, este nuevo proyecto dará paso al lanzamiento de un gran número de explotaciones en el Noroeste Argentino (NOA) por las que vienen apostando firmas de distinto calibre y diversa procedencia.
Hasta ahora, la Argentina se erige como el cuarto productor a escala global, luego de Australia, Chile y China. En términos de recursos, ítem que alude a la concentración de material de interés económico, la nación se encuentra segunda, sólo por detrás de Bolivia. Y en cuanto a las reservas; es decir, los recursos con viabilidad económica de desarrollo, se coloca tercera, debajo de Chile y Australia.
De acuerdo con lo que prevé la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), el país accederá al podio de la producción mundial antes de lo que se piensa. De hecho, estimó la entidad, la expansión y puesta en marcha de un total de 10 iniciativas llevará la oferta nacional por encima de las 262.000 toneladas (Tn) anuales para 2025.
Hay cinco proyectos, distribuidos en Catamarca, Jujuy y Salta, que hoy se encuentran en plena fase de construcción avanzada: Mariana, de la compañía china Ganfeng Lithium; Centenario-Ratones, de la francesa Eramet; Sal de Oro, de la surcoreana Posco; Sal de Vida, de la australiana Allkem; y Tres Quebradas, de la china, Zijin Mining Group.
Proyecto clave
A decir de Franco Mignacco, presidente de Exar y titular de la CAEM, las obras requeridas para lanzar Cauchari-Olaroz representaron una inversión final de 976 millones de dólares. “Según lo previsto, la explotación pre-comercial empezó con todos los sistemas clave completos, las pruebas de producción de los sistemas de purificación y carbonatación superadas, y el proceso de purificación de solventes aprobado”, puntualizó.
De acuerdo con Ignacio Celorrio, presidente de LAC para Latinoamérica, las labores de construcción dejaron atrás diversas complejidades derivadas de la pandemia y logísticas. “Sorteados esos desafíos, la entrada en operaciones de Cauchari-Olaroz nos brinda la posibilidad de acelerar el desarrollo de otros planes operativos, más allá de posicionar nuestro foco sobre el mercado argentino”, aseguró.
Ubicado en el departamento de Susques, el emprendimiento posee servicios de infraestructura cercana, incluidas las principales carreteras pavimentadas que se vinculan con el puerto de Antofagasta en Chile, una línea de transmisión eléctrica de alto voltaje, el Parque Solar Cauchari (de 300 megawatts -Mw- de potencia) y un gasoducto.
En su primera fase, Cauchari-Olaroz contempla una producción de 40.000 Tn anuales de carbonato de litio ‘grado de batería’. La segunda etapa, en tanto, prevé una ampliación de 20.000 Tn adicionales. Vale destacar que el horizonte productivo está estimado en 40 años.
Entre trabajadores directos e indirectos, la explotación les dará empleo estable a unas 2.200 personas. Más de un 60% del personal pertenece a la provincia de Jujuy. Un 87% de los empleados procede del NOA.
Fusión estratégica
Recientemente, Allkem y Livent Corp. anunciaron la creación de una empresa única que se especializará en el negocio del litio y contará con una valuación cercana a los u$s 10.600 millones. La fusión, que estará completa a fines de este año, significará la constitución del quinto proveedor mundial de ‘oro blanco’. En ese sentido, la nueva organización sólo se verá superada por Albemarle, Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), Ganfeng Lithium Group y Tianqi Lithium Corporation.
En la Argentina, Allkem produce carbonato de litio en Olaroz, y tiene en fases de desarrollo y pre-desarrollo los proyectos Sal de Vida, en Catamarca, y Cauchari, en Jujuy. Asimismo, está produciendo en Mt. Cattlin, en Australia Occidental, diseña el complejo James Bay, en Quebec (Canadá), y construye Naraha, el primer complejo de litio de Japón.
Livent, por su parte, no sólo controla Fénix, sino que también dispone de la planta de cloruro de litio Güemes, en Salta. En el plano internacional, su mayor desarrollo se sitúa en Bessemer, Carolina del Norte (Estados Unidos). Otras instalaciones productivas bajo su mando se encuentran en Bromborough (Inglaterra), Zhangjiagang y Rugao (China).
Expectativas promisorias
Para 2025, según un informe de la CAEM, estarán listas las ampliaciones de los tres emprendimientos que hoy se hallan operativos (Fénix, Olaroz y Cauchari-Olaroz), al tiempo que empezarán a producir siete proyectos más. Con esa decena de desarrollos, la Argentina se convertirá en el segundo proveedor de litio del planeta.
Para la entidad, ya existen 35 salares en etapas de factibilidad, pre-factibilidad, evaluación económica preliminar y exploración avanzada, cuyo ingreso en construcción y producción -al menos parcial- generará un saludable impacto económico y social.
Con base en datos de la Secretaría de Minería de la Nación, el reporte de la CAEM anticipa una importante escalada en el precio internacional del recurso, a tono con la creciente adopción de políticas que incentivan la movilidad eléctrica.