En el año que terminó, tuvo lugar la Cop 27 como ámbito de discusión climática internacional. En la Argentina se crearon varios Parques Nacionales nuevos pero la matriz energética continúa arraigada a los hidrocarburos y no parece despegar la transición tal como muchos esperan.
En el balance ambiental de 2022, quedaron muchas cosas en el Debe y otras en el Haber. Para hacer una evaluación profunda de las políticas aplicadas en el país y el mundo, André Nápoli, Director Ejecutivo de Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), dialogó con Pablo Gago, conductor del programa Futuro Sustentable, y equipo por AM 1220, radio EcoMedios.
Futuro Sustentable: ¿Se puede hacer un balance de las políticas ambientales en 2022?
Andrés Nápoli: En este momento de hacer una evaluación de 2022, sin duda la COP 27 quedará del lado del Debe, por la forma en cómo hay que avanzar. Estamos pasando tiempos muy malos en términos ambientales a nivel mundial. Todo lo que ha sido la pospandemia, las crisis económico financieras sumadas a la sanitaria, más la situación bélica en Europa –que parece prolongarse en el tiempo tipo Guerra Fría-, está dejando una situación compleja a nivel mundial. Los países de Europa que han sido siempre la locomotora en términos políticos de la cuestión climática, para avanzar en las negociaciones, hoy están buscando su seguridad energética. Y las fuentes de energía que ya creíamos desterradas en Europa, está avanzando nuevamente. Se ha vuelto a la energía nuclear, al carbón, se están asegurando la provisión de combustibles fósiles. Eso retrasa lo climático a nivel internacional. Para mí, va a dejar una década de atraso.
FS: ¿El mundo puede darse el lujo de retrasarse una década?
AN: En este sentido, si miramos la COP 27 en perspectiva, algo sacó como un Fondo que nos parece absolutamente poco, pero al menos se estableció. Ahora habrá que llenarlo. Esta situación repercute en todo el mundo. Por eso el balance ambiental no va a ser muy positvo.
En estos casos uno recurre a los grandes negociadores internacionales que están en estos temas y dicen “Celebremos el Fondo”. Ahora habrá que encontrarle fondos a ese Fondo.
FS: Pasando a lo nacional, ¿a nivel legislativo no nos hemos quedado con sabor a poco?
AN: Primero, déjame que señale que estamos en un contexto regional. Y a nivel regional se ha iniciado el camino del Acuerdo de Escazú, y, como en Europa, en temas ambientales los países no traccionan solos, sino que lo hacen en conjunto. Creo que ahí hay un atisbo de esperanza ya que Argentina están intentando implementar el Acuerdo. Y eso va a generar políticas.
Ese es un primer punto.
Respecto del movimiento legislativo, estamos en un momento en que el Congreso no funciona para nada. Es un ámbito de disputas políticas, de la grieta generalizada, donde nada procede y se lleva puestas algunos temas que son centrales en los temas ambientales. Por ejemplo, la Ley de Humedales que ya lleva diez años de retraso. Y además aparecen las provincias diciendo que no hace falta una Ley de Humedales porque ellas tienen mejores estándares de protección. Son excusas, lamentablemente las provincias actúan como voceras de los lobbies , y eso es lo más preocupante para el Congreso. Que las provincias sean la voz de los lobbies. Se nos ha prendido fuego Corrientes por no tener esa ley, así como otras zonas del país anteriormente. Pero lamentablemente una vez más el Congreso ha dicho no.
FS: ¿Y cómo actúa la región?
AN: No podría decir que la región actúe como un bloque. Si tomamos Brasil, ha tenido una política fuertemente regresiva. Lula ha hecho parte de su campaña política en contra de la política de deforestación y en defensa del ambiente. De hecho, los países del mundo han comenzado a castigar a Brasil, rechazando los productos madereros que provengan de la deforestación.
En el caso de Chile, con el presidente Borec ha avanzado mucho en términos institucionales ambientales. Ha querido dar un paso con la reforma constitucional que fue rechazada, pero eso no significa que en su política vaya para atrás. Creo que Chile está queriendo avanzar.
Si hablamos de Colombia, tenemos que entrar en la presencia de la FARC lo que complica las cuestiones ambientales, por lo cual no podemos decir que la región funciona como bloque.
Pero es bueno tener un espacio de reflexión conjunta como lo es el Acuerdo de Escazú.
FS: ¿Cómo ves el funcionamiento del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible?
AN: Se está avanzando en algunas políticas de descarbonización, en forma muy incipiente está avanzando con las líneas del Acuerdo de Escazú, pero no veo avances significativos. El Ministerio no ha tenido éxito en algunos temas que se ha planteado. En la Ley de Humedales impulsó un proyecto para dividir lo que ya estaba acordado; en el caso de la Ley de Envases la impulsó con tan poca fuerza que ni siquiera logró un debate en el Congreso. En cuanto al manejo del fuego, parece más bien un desmanejo; si bien ha logrado incrementar sus recursos, no hay resultados evidentes. Y en cuanto a la Normativa de Impacto Abiental no la ha impulsado y cae en las fauces del COFEMA, que es una máquina del no hacer. Las provincias no quieren que nadie les diga qué tiene que hacer.
Creo que subsiste la idea que es un Ministerio que no tiene peso ni en la agenda económica ni en la política.