El termómetro de mercurio es un instrumento muy usado por casi todas las familias por su utilidad para controlar la evolución de la temperatura corporal en caso de enfermedad. Resultó ser un utensilio muy práctico durante varias generaciones. Sin embargo al momento de quebrarse produce un derrame cuyos efectos pueden ser fatales.
El “Programa de Ambiente y Salud del CEDyAT” realizó una reunión con expertos para analizar la nueva resolución de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación que lleva el número 75/2019 y exhibe la reglamentación del Convenio de Minamata, un tratado internacional que busca proteger la salud humana y el ambiente de las emisiones y liberaciones del mercurio y sus compuestos que Argentina ratificó a finales de 2017.
El aspecto más visible de la prohibición se refiere a los termómetros, los tradicionales dispositivos de mercurio, que tantas y tantas generaciones han utilizado para medir la fiebre. ¿Quién no recuerda, no hace tantos años, “mirar” la fiebre con el termómetro? La particular operativa requería sacudir primero el termómetro, colocarlo después en la axila, esperar un tiempo prudencial, para luego hacer la lectura buscando el ángulo óptimo, girando el cilindro según su eje, hasta distinguir el nivel de la columna de mercurio. Todo un ritual.
Los termómetros de ambiente también solían ser de mercurio. Podían romperse con facilidad, ya fuera por caída accidental, o por mala manipulación.
Los médicos señalan que el mayor riesgo en caso de derrame de mercurio es que se convierte en pequeñas gotitas que pueden ser inhaladas hacia los pulmones. Dependiendo de la cantidad inhalada, se puede presentar daño pulmonar permanente, daño cerebral a largo plazo e incluso la muerte.
Algunos de los síntomas que provoca la inhalación de este elemento, en caso de tratarse de una cantidad considerable, son vómitos, dificultad respiratoria, tos fuerte, sabor metálico, inflamación y sangrado de encías. El mercurio es un metal que se caracteriza por ser líquido e inodoro a temperatura ambiente. Una vez que ingresa al ambiente como contaminante es sumamente nocivo. En la salud humana produce alteraciones permanentes en el sistema nervioso, y en particular al sistema nervioso en desarrollo.
Además de regular sobre pilas, termómetros y lámparas de bajo consumo y fluorescentes con mercurio, la resolución establece la prohibición de la elaboración, importación y exportación de interruptores y relés (a excepción de alguno de alta precisión utilizados en instrumentos de monitoreo y control con un contenido máximo de mercurio de 20 mg.) y de plaguicidas, biocidas y antisépticos de uso tópico. También se aplica sobre aparatos de medición no electrónicos (con excepción de los instalados en equipos de gran escala o los utilizados para mediciones de alta precisión cuando no haya disponible ninguna alternativa) como barómetros, higrómetros y manómetros.
Libres de mercurio
Distintas instituciones del Sector Público han generado normativa prohibiendo el mercurio desde hace años. El Ministerio de Salud adoptó en 2009 la Política de la Organización Mundial de la Salud para la minimización de la exposición y reemplazo del mercurio del sector salud, a través de la resolución de la cartera sanitaria central N° 139/2009; mediante la cual se instruyó a todos los hospitales y centros de salud del país para que, a partir de los nuevos procedimientos de compra de insumos, los esfigmomanómetros y termómetros clínicos se adquirieran libres de mercurio.
Luego en 2010 prohibió la producción, importación, comercialización o cesión gratuita de esfigmomanómetros de columna de mercurio para la evaluación de la tensión arterial destinados al público en general, a la atención médica y veterinaria. Concurrentemente, el SENASA en 2011 prohibió la elaboración, importación, exportación, fraccionamiento, comercialización y uso de las sustancias activas entre las que se incluye el cloruro de mercurio, como así también de los productos fitosanitarios formulados en base a éstas, para uso agropecuario, en todo el territorio de la República Argentina.
Desde el año 2015 el Mercurio y sus compuestos se encuentra prohibidos como ingrediente cosmético mediante Disposición ANMAT.
Con estos antecedentes la Secretaría de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable en su carácter de punto focal operativo del Convenio de Minamata dictó la presente medida a fin de cumplir con los compromisos asumidos internacionalmente en el marco del mismo y con el deber de proveer a la protección del derecho garantizado en el artículo 41 de la Constitución Nacional en su párrafo segundo.
El Convenio de Minamata de las Naciones Unidas debe su nombre a la localidad japonesa, donde en los años 50 se produjo el envenenamiento de la población debido a la ingesta de pescados y mariscos contaminados con mercurio, provocado por los vertidos de la empresa petroquímica Chisso, que provocó la muerte de cientos de personas y a otras tantas les provocó daño neurológico.
Los aspectos más destacados del Convenio de Minamata incluyen la prohibición de nuevas minas de mercurio, la eliminación gradual de las existentes la reducción del uso del mercurio en una serie de productos y procesos, la promoción de medidas de control de las emisiones a la atmósfera y de las emisiones a la tierra y al agua, así como la regulación inexistente del sector de la minería artesanal y a pequeña escala.
El Convenio también se encarga del almacenamiento provisional de mercurio y su eliminación una vez que se convierte en residuo, los puntos contaminados de mercurio y temas sanitarios. En resumen, el mercurio es una substancia tóxica, a partir de un vapor invisible, en cantidades que rápidamente pueden superar los valores seguros.
El veneno actúa principalmente en el cerebro y es difícil de eliminar, al no ser identificado por nuestro sistema defensivo como compuesto extraño.
En este sentido, se han documentado un buen número de casos, en los que los síntomas aparecieron más de cinco meses después de producirse la inhalación de mercurio. Finalmente, los termómetros digitales que hoy tienen precios similares a los tradicionales son más rápidos y fáciles de usar que los de mercurio.
Mientras que con los tradicionales se tarda cinco minutos en saber cuánta fiebre tiene el paciente, con los digitales se puede conocer la temperatura en un minuto.
Los termómetros electrónicos digitales ofrecen una serie de ventajas sobre los de vidrio, ya que sus lecturas son mucho más rápidas y la pantalla es fácil de leer. Además, no existe el riesgo de que alguien pueda lastimarse con fragmentos de vidrio o con el mercurio.
(*) – La nota fue elaborada por especialistas del Equipo del Programa Ambiente y Salud del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT).