La Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) organizó el pasado 29 de julio el encuentro “Agroecología en la Cuenca Matanza Riachuelo. Definiciones, experiencias y oportunidades”.
Especialistas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), del Mercado Central, de ACUMAR, de los municipios y del campo cooperativo coincidieron en la necesidad ambiental y sanitaria de la agroecología, y en su importancia económica y social para la población del territorio.
“Se puede producir muy bien sin agroquímicos. No es necesario consumir alimentos que tengan sustancias tóxicas, y menos alimentos que vengan de suelos empobrecidos, sin vida, porque desde ahí viene la salud: de los suelos (…) Tenemos que dar lugar a productores que cuiden la tierra, que entienden que tienen que generar salud, que tienen que producir sin insumos biocidas (…)Después de consolidar esta red nacional de municipios ya estamos trabajado con más de 60 municipios que quieren fomentar la agroecología”, destacó Eduardo Cerdá, director nacional de Agroecología.
En el encuentro, se reafirmó la necesidad de superar el modelo de producción de alimentos convencional que implica endeudamiento para usar insumos químicos importados, agota los nutrientes del suelo, puede intoxicar a la población de la zona y generar desequilibrios ambientales como las inundaciones.
“La agroecología nos permite pensar la producción, quiénes y cómo producen, cómo accedemos a los alimentos, pero también la ampliación de la biodiversidad, que es uno de los componentes que tenemos que promover en todos los territorios de la Cuenca”, subrayó la directora de Fortalecimiento Comunitario y Promoción del Desarrollo de ACUMAR, María José Parra.
Asimismo, destacaron que la adopción de la agroecología permite reducir los costos de producción sin perder productividad, ampliar las ganancias de los productores y generar empleo local con inversiones muy pequeñas. También, se puso en agenda un enfoque amplio que no se limita a la producción agrícola en un lote, sino que contempla un uso múltiple del territorio: producción, servicios ecológicos, paisaje, vivienda y salud.
“Hay que recuperar todos los servicios de autorregulación ecosistémicos. Ante los eventos extremos del cambio climático la Cuenca puede aportar esa resiliencia para que sus habitantes puedan sobrellevar inundaciones, por ejemplo (…) un pastizal sano puede infiltrar 400 mm por hora pero solamente el 10% cuando está degradado por una agricultura no adecuada”, declaró Rodrigo Tizón, coordinador de la Red de Agroecología del INTA.
ACUMAR tomó el objetivo de fortalecer proyectos agroecológicos en la Cuenca, desde la perspectiva del cuidado de la salud, como una acción preventiva para evitar la contaminación y los consecuentes problemas de salud, así como promover formas de alimentación saludables.
“Se busca identificar las situaciones de riesgo de intoxicación con agrotóxicos, las fuentes de exposición y poder realizar acciones de prevención: la red de laboratorios brinda información sobre el grado de exposición de la población”, aseguró Beatriz Itenn, bióloga de la Dirección de Salud y Educación Ambiental de ACUMAR.
Se subrayó la importancia del trabajo multisectorial y el apoyo del Estado en la transición agroecológica para alcanzar la auto sustentabilidad de productores y territorios, así como para lograr que los alimentos agroecológicos sean accesibles a la población.
“El aporte de ACUMAR al desarrollo del proyecto es muy significativo en cuanto a apoyo técnico y sobre todo, lo que es muy importante, en la comercialización. Actualmente el fin de la huerta es social, comunitaria, educativa y sin embargo no sólo tiene que ser demostrativa sino llegar a los consumidores finales, los vecinos del Municipio”, destacó Daniela Braga, secretaria de Desarrollo Productivo del Municipio de Marcos Paz.