En un acontecimiento sin precedentes, Estados Unidos y Vietnam emitieron una declaración conjunta. ¿El foco? La asociación de dichos países –otrora rivales bélicos– contra el cambio climático.
El documento patentiza el consenso mutuo sobre la necesidad de encarar la variación del clima, en virtud de lo cual trabajarán en conjunto en el cumplimiento del acuerdo de París, como contribución a los esfuerzos comunes de la comunidad internacional.
Las dos partes reconocieron la importancia de las inversiones en ese ámbito en los próximos cinco años, especialmente en la energía y el uso de los recursos terrestres, para comenzar la transición hacia economías bajas en emisiones de carbono.
En específico, apunta el documento, Estados Unidos respaldará los esfuerzos de Vietnam, un país que es vulnerable ante los efectos del cambio climático, en la mejoría de su resistencia, la reducción de los riesgos y el enfrentamiento a los impactos provocados por este fenómeno.
Así, Washington ayudará a Hanoi a cumplir las metas trazadas en la Estrategia de Desarrollo de Energías Renovables, al tiempo que los dos países incrementarán la cooperación para impulsar las inversiones públicas y privadas en proyectos de fuentes limpias, renovables, de alta eficiencia o bajas en emisiones de gases de efecto invernadero.
La declaración también ratifica el respaldo estadounidense al plan de acción por el crecimiento verde de Vietnam, así como al mejoramiento de su capacidad en la implementación de las estrategias de desarrollo verde en la manufactura industrial, el transporte, la construcción y las finanzas.