Terrazas de los Andes, pionera en la viticultura de altura desde principios de la década de 1990, presentó Guardianes de la Vida de la Montaña, su programa de sustentabilidad que tiene como objetivo develar y proteger la magia de la cima del mundo, abrazando la viticultura regenerativa y orgánica, conservando el agua tan valiosa de los glaciares, y apoyando a la comunidad andina local y a sus propios colaboradores.
El viaje de Terrazas de los Andes, hacia el lugar donde el cielo y la tierra se encuentran, comenzó a principios de la década de 1990, cuando el aventurero viticultor francés, hoy Director y Fundador de la bodega, Hervé Birnie-Scott, se atrevió a recorrer las inexploradas Terrazas de los Andes. Durante años se buscó capturar el sabor puro y fresco de la montaña en estas elevaciones que requieren una viticultura extrema para crear vinos frescos y de terroir, nacidos en los confines de este mágico lugar.
En la actualidad, Terrazas de los Andes cultiva un mosaico de más de 200 parcelas de altura que ofrecen fruta 100 % pura, irrigadas de manera precisa y sostenible con agua prístina de glaciar.
“Sentimos una relación especial con las montañas y el frágil ecosistema que sustentan. Cada gota de agua es una fuente de responsabilidad para nosotros, una obligación“, afirma Hervé Birnie -Scott, Fundador y Director de Terrazas de los Andes. “También entendimos que los suelos de Mendoza se estaban volviendo estériles por la excesiva labranza. Es muy fácil matar la vida del suelo en un clima desértico“, agregó.
La agricultura regenerativa asegura suelos sanos, donde la vegetación transforma la energía del sol en materia orgánica. “Para mí, la vegetación nativa que rodea el viñedo se está volviendo tan importante como el mismo viñedo: es toda esta energía capturada por las hojas de las vides y la vegetación nativa la que se retroalimenta en el suelo“, agregó Birnie – Scott.