La bajante actual del río Paraná es la más importante en nuestro país en los últimos 77 años. El déficit de precipitaciones en las cuencas brasileñas del río Paraná y del río Iguazú, y la sequía son factores determinantes. Las bajantes y las crecidas son procesos naturales y cíclicos en cualquier sistema fluvial, pero en este caso excede los parámetros normales. En este sentido, Silvia Raninqueo, abogada con especialidad en Medio Ambiente y Recursos Naturales, dialogó con Pablo Gago para el programa Futuro Sustentable, por AM 1220.
Futuro Sustentable: ¿Publicaste un artículo hace poco en el que hablabas sobre la emergencia hídrica?
Silvia Raninqueo: Publiqué una normativa que dictó el Gobierno nacional a través de un decreto, donde se declaró la emergencia hídrica en la cuenca del río Paraná, que afecta a siete provincias nuestras. Es una cuenca enorme, que abarca cinco países. La emergencia afecta a las provincias de Misiones, Chaco, Corrientes, Formosa, Santa Fe, Entre Ríos y la Provincia de Buenos Aires. En este sentido, el Gobierno nacional dio la orden para que distintos ministerios tomen medidas para mitigar los efectos de esta bajante histórica, la peor de los últimos 77 años. Eso se suma a las sequias que venían arrastrándose en años anteriores. Esto se considera una catástrofe por las consecuencias que va a tener. Esta bajante influye en la navegación, la pesca, el deporte, la generación eléctrica y, fundamentalmente, el acceso al agua potable. A partir de ese decreto, se conformó un comité de crisis, una mesa de trabajo, que lo integran los ministerios de ambiente, obras públicas, seguridad, entre otros organismos. Ahí se ha dispuesto relevar las tomas de agua que hay a lo largo del río. Son 64 tomas que van a tener complicación para captar el agua, para después potabilizarla y proveerla a las poblaciones sobre los márgenes del río.
FS: ¿Qué se puede hacer para revertir esta situación?
SR: En principio, esto tiene que ver con el calentamiento global, que ha producido el cambio climático. Pero también por la deforestación, el mal manejo de los recursos hídricos, etc. Esto es lo que llama desde la agenda 2030, donde se establecieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Uno es el de agua limpia y saneamiento. El lema de los ODS es no dejar a nadie atrás. Esto implica que en distintos ámbitos tenemos que ser conscientes del valor que tiene el agua. El agua es vida. Ahora, la bajante va a afectar estas actividades. Días atrás, también se declaró la emergencia hídrica en las cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro, que son donde están las centrales hidroeléctricas que nos abastecen acá de agua. Entonces, se decidió que las represas van a poder erogar un determinado caudal de agua para producir energía eléctrica para abastecer a las ciudades. Eso va a implicar que quizás tengamos problemas acá para generar energía eléctrica en la zona.
FS: Vos como abogada especialista en medio ambiente, estás alertando no solo la emergencia hídrica, sino una posible emergencia eléctrica a futuro.
SR: Es lo que se está previendo. En ese fondo hídrico, donde el Gobierno nacional va a destinar mil millones de pesos, van a hacer obras para poder sostener la navegación y, fundamentalmente, proveer de agua. Es decir, que la cuestión de la energía eléctrica quizás va a quedar relegada. Pero a fin de poder suplir la falta de energía eléctrica, a través de las centrales hidroeléctricas, está previsto tener que comprar mayor cantidad de combustibles para las centrales termoeléctricas, que no son, desde el punto de vista ambiental, lo mejor. Pero va a haber que tomar medidas para sostener la producción de energía.