El departamento de Meteorología del Instituto de Australia indicó que en los últimos 20 años el verano austral (cuyo solsticio es el 21 de diciembre) dura de media un mes más en comparación con la misma estación a mediados del siglo XX, mientras que los inviernos se han vuelto más cortos.
Entre 1999 y 2018 los veranos se prolongaron 31 días más que la media, mientras que los días de invierno se quedaron en 23 -una cifra inferior a la media-, apuntó el estudio que difundió Efe.
En los años más recientes -entre 2014 y 2018- la tendencia continuó hasta que los veranos llegaron a doblar en días al invierno.
“Temperaturas que se consideraban propias de los tres meses de verano en la década de los 50, ahora se registran desde mediados de noviembre hasta mediados de marzo”, indicó en un comunicado Richie Merzian, director del Programa de Clima y Energía del Instituto de Australia. “Nuestro descubrimiento no es una proyección sobre el futuro. Es lo que sucede ahora mismo. Los veranos han crecido incluso más en los últimos años, los últimos cinco son el doble de largos que sus inviernos”, remarcó el investigador, que instó al Gobierno a implementar una férrea política contra las emisiones.
Conforme al estudio, el calentamiento global es la razón de la extensión de los veranos, cuyas temperaturas extremas los hacen “más peligrosos” y vulnerables a los desastres naturales, como los enormes incendios registrados durante este verano.
Además, veranos más largos tendrán un impacto “significativo” en industrias como el turismo, la construcción, la agricultura o la minería, señaló la investigación.
La temperatura de Australia aumentó un grado de media, que según la proyección del estudio continuará creciendo, y en diciembre de 2019 el país registró el día más caluroso desde que existen registros con una temperatura media máxima de 41,9 grados, mientras que ese mes el termómetro de la localidad de Eucla llegó hasta los 49,8 grados centígrados.