Un artículo firmado por el periodista Sergio Federovisky en Infobae reveló el enorme proceso de contaminación que afecta al río Reconquista.
“Tras años de entrenar entre la basura que cubre la Pista Nacional de Remo, los paleros y remeros olímpicos decidieron alzar la voz y denunciar una situación que hace difícil no solo la vida deportiva sino también la salud de millones de argentinos que viven allí”, explica el informe, que cita un spot producido y difundido en la televisión argentina poco tiempo antes de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
En esa línea, el texto recuerda la campaña Limpiemos el Reconquista, de la que participaron estrellas de otras disciplinas que mostraban lo dificultoso de practicar un deporte entre bolsas, botellas y otros residuos. “Aquellos spots lograron, sin dudas, generar conciencia sobre la situación que atraviesa un río que recorre 18 distritos del Área Metropolitana de Buenos Aires arrastrando bolsas de plástico, botellas, muebles y hasta electrodomésticos”, señala Federovisky.
“Después del Riachuelo, el río Reconquista es el segundo cauce de agua más contaminado de la Argentina, además de uno de los más contaminados del planeta. En su amplio recorrido va recogiendo y transportando la mugre que le dispensan tanto los efluentes cloacales e industriales locales como los residuos de millones de personas que lo usan como basural”, sostiene.
Asimismo, describe que sus aguas están “atestadas de metales pesados y microorganismos patógenos, que provienen de las descargas del alcantarillado, mataderos, curtiembres y otras industrias que se ubican en su cuenca y que vuelcan en él sus desechos sin tratamiento previo”. “Esta situación resulta evidente a simple vista y es perceptible por el desagradable olor que se siente a cientos de metros del río”, dice el periodista.
Y asegura que, para enfrentar este problema, la provincia de Buenos Aires cuenta con el Comité de Cuenca del Río Reconquista (COMIREC), en manos de Juan Pablo Piccardo, un funcionario que hace más de una década tuvo a su cargo la cartera de Ambiente y Espacio Público de la ciudad de Buenos Aires cuando Mauricio Macri era jefe de gobierno porteño. “Esto es claramente una consecuencia de muchos años de generación de pobreza y de la ausencia del Estado, que no ha podido o no ha sabido gestionar esta situación”, sostiene Piccardo en declaraciones a Infobae.
“Las cuencas del Matanza-Riachuelo y del Reconquista son hoy los principales aportantes de contaminantes a las aguas del Río de la Plata. Esto produce no solo una enorme mortandad de peces sino también el riesgo permanente de que sus poblaciones aledañas sean víctimas de enfermedades contagiosas como hepatitis, problemas gastrointestinales o infecciones oculares”, remarca el informe.
En tanto, afirma que “son muchas las organizaciones no gubernamentales que vienen trabajando históricamente junto al COMIREC por la limpieza de la cuenca. Algunas, aunque admiten que se están haciendo obras, remarcan que falta mucho para lograr un plan efectivo de saneamiento”.
En diálogo con el sitio web, Piccardo reconoce esa carencia pero menciona que se está trabajando en el buen camino. Asevera que se han encontrado 36 frigoríficos en la cuenca y que se está llevando a cabo un plan de trabajo en esa dirección. “Estamos con un programa de control de cada uno de ellos para entender claramente la situación. Porque aunque muchas veces puede haber irresponsabilidad empresaria es cierto también que otras veces el Estado no ha controlado suficientemente ni ha estado cerca de la industria para colaborar y resolver en conjunto el problema”, asegura.
“Han pasado más de dos años de la campaña Limpiemos el Reconquista. Han pasado muchas décadas desde que se anunciaron complejos y formidables programas de saneamiento. Pero el problema sigue allí. Todavía hay cinco millones de personas que viven en condiciones precarias sobre sus márgenes. Más de 12 mil industrias lo siguen usando como cloaca y como basural. Por eso cuando desemboca en el Río de la Plata se convierte en el mayor aporte contaminante para la costa de la ciudad de Buenos Aires. Aunque las promesas y los spots puedan resultar inspiradores, nada ocurrirá si los empresarios y el Estado no enfrentan en serio el problema del Reconquista”, cierra el artículo.