Veintinueve empresas, ONG´s y representantes de ciudades enviaron ayer una carta al vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, en la que demandaron el fin progresivo de la venta de calderas de combustible fósil, con el objetivo de eliminarlas para el año 2025.
Los firmantes pidieron a la CE que ponga fin a la instalación de nuevas calderas de combustible fósil de menos de 400 kW, para lo que se necesita, según argumentan, una eficiencia mínima de calefacción estacional superior al 110 %.
Las organizaciones ecologistas critican que la propuesta de Bruselas de revisión de la normativa sobre equipos de calefacción y producción de agua caliente en el marco de la Directiva sobre ecodiseño permitirá la instalación de nuevas calderas de gas en la UE hasta la década de 2030.
Además, las instituciones firmantes apuntan que las emisiones de la calefacción de espacios y agua representan el 12 %, del total de emisiones de CO2 de la UE. “Si no se aborda este problema, no será posible alcanzar el objetivo de reducción de emisiones de la UE para 2030”, alertaron.
No obstante, reconocen que las políticas de etiquetado energético y ecodiseño de la UE han permitido “un gran ahorro de energía y de emisiones” desde su aplicación en 1994 y 2015, respectivamente, aunque piden que se introduzca en ellas a los sistemas de calefacción y producción de agua caliente, puesto que “son los que tienen un mayor impacto debido a su intenso uso de la energía y otros impactos ambientales”.
Recomiendan utilizar como alternativa las bombas de calor aerotérmicas y geotérmicas, cuyo mercado, aseguran, se expande rápidamente. Alrededor de 1,3 millones de hogares compraron una bomba de calor en 2018 (un crecimiento interanual del 12% desde 2015). Francia, Italia y España son los responsables de la mitad de todas las ventas en territorio europeo. Suecia, Estonia, Finlandia y Noruega son los países con las mayores tasas de penetración, con más de 25 bombas de calor vendidas por cada mil hogares al año.
Fuente: www.efeverde.com